Burgerman pone a prueba la hamburguesa gourment de Liverpool

Hay días en que me sorprende hasta dónde puede uno encontrarse una hamburguesa. Usted no está para saberlo, querido lector, pero Burgerman está por casarse. Por ello, he tenido que andar por caminos no frecuentes en mi vida diaria. Hace unos días, mi fiel escudera (y futura consorte) y yo visitamos el Liverpool de Perisur. En medio de la marabunta, pensamos que sería buena idea ir al área de comida, pues habíamos visto que tenían este concepto de “Experiencia Gourmet”.

En papel no sonaba mal. Una hamburguesa se asomaba ahí entre todas las opciones y no podía hacerle el feo. Nos sentamos y, después de unos 10 minutos de espera, llegó la burger. Le doy el beneficio de la duda de llamarle hamburguesa solo porque contenía los tres básicos: pan, carne molida en pattie y complementos. Lo que llegó era más como si mi mamá hubiera decidido hacer una hamburguesa con los elementos que le gustaban a ella. La carne se veía sobrecocida y seca. El pan, aunque de buena consistencia, también seco. Viene, además, con lechuga, tomate, queso manchego y aguacate.

Primera mordida y, efectivamente, era seca, seca. Como comer pinole sin agua. La carne, muy sobrecocida, seca y hasta dura. Casera, pero en ese estilo donde la cocinera de casa no tiene idea, ni ganas ni gusto de hacer algo bueno. Le doy el beneficio de la duda al concepto de “Experiencia Gourmet” porque he visto este esfuerzo en otras de sus tiendas. Pero, en la que me tocó a mí, resultó ser lo más alejado a una cuestión de buen comer y más cercano a la comida que servirían en una cafetería de carretera a la media noche. Aléjese sin preguntar.