Mariano Perotti nació en Argentina en una familia de clase media. Es contador de profesión y lleva la música en el corazón, asegura que ésta le ayuda en los negocios a liderar, a crear y a lograr resultados
Por Genaro Mejía
Usaba el pelo largo, tocaba la guitarra en una banda de rock y andaba en moto. Tenía menos de 20 años y estudiaba la escuela en Argentina. Por eso su madre le ayudaba a hacer un rodete en la cabeza, ya que las reglas eran muy estrictas y el cabello no debía tocar la camisa.
Ese jovencito rockero se llama Mariano Perotti y es, desde julio de 2021, director general de Diageo en México, una de las principales compañías de bebidas con alcohol de todo el mundo, con marcas como Johnnie Walker, Don Julio, Tanqueray y la cerveza Guinness.
Tuve la oportunidad de platicar con él por alrededor de una hora. En esta entrega y la de la próxima semana quiero contarles un poco del gran ser humano que me encontré detrás y del increíble líder del que aprendí muchas cosas. Mariano nació y creció en una familia argentina de clase media.
En una economía tan atribulada lo más natural fue que estudiara contabilidad para ganar algo de dinero, mientras desarrollaba su pasión por la música. Fue su mamá la que siempre la impulsó a hacer lo que amaba.
Fue también ella quien lo animó a inscribirse en el conservatorio, al mismo tiempo que estudiaba contaduría. Le compraron una guitarra. “Mi madre siempre decía: Haz lo que quieras, pero hazlo bien, con excelencia”, recuerda.
La música en todos lados
Para Mariano, la música está en todos lados; por supuesto, también al liderar una compañía. “Cuando te rodeas de talento te sube el nivel: cuando la banda suena un poquito mejor empiezas a tocar en lugares un poquito mejores”, dice.
Como buen líder humano, sabe cómo lograr la armonía entre los miembros de un equipo. “La música, en mi caso, tiene mucho que ver con mi parte creativa en el trabajo y con el liderazgo… Imagínate lo que es hacer funcionar una banda de música, con personas muy buenas en lo que hacen.”
La música está en los equipos, en la innovación, pero también en el logro de resultados financieros, asegura. “Estoy convencido, cuando veo un estado de resultados o el estado del negocio, que la música está metida ahí porque hay una manera de pensar que se conecta, o cuando veo un plan de mercadotecnia, los conocimientos y la experiencia musical me hacen ser más creativo. La música es muchas otras cosas” .
Como músico, sabe que escuchar es vital, sobre todo cuando vas subiendo en la jerarquía de las organizaciones. “En la medida que vas subiendo te alejas de la realidad, la gente quiere agradar, le cuesta decir lo que realmente está pasando tras bastidores”.
Por eso, dice, “vale afinar el oído y el tiempo es un factor muy importante. Hay que dedicarle tiempo a las personas, reconocerles, que la gente la pase bien y darles autonomía”.
Está convencido de que los líderes y las empresas deben fungir como los principales agentes de cambio en el mundo. Él cree que los líderes cambian a las personas y las compañías transforman a las comunidades. Está demostrado, dice, que son las empresas que generan triple impacto: social, ambiental y económico, y que tienen un propósito claro, las que van a subsistir y son ya las que logran un mayor valor de sus acciones. Su obsesión como líder es conectar los propósitos personales de sus colaboradores con el propósito de Diageo.
Un director general como Mariano, que tiene su banda de rock en México, que es contador y financiero, pero ama el futbol, que ha leído a los clásicos del management, pero también a los autores neoliberales y socialistas, que lleva a su equipo a caminar todos los días para crecer como personas y profesionales, pero gusta de la reflexión para encontrar su propio equilibrio, tiene sin duda, una visión única del liderazgo inclusivo que necesita el mundo actual.
Sintetiza su visión de liderazgo en una cita del libro La Paradoja, de James C. Hunter: “Para liderar hay que servir y para servir hay que amar.”