Una vez más nos cayó el Bash Road Tour: en esta ocasión con una tentadora ruta que empezó en Monterrey y termino en “Acapulcazo”. Pero déjame ponerte en contexto acerca del BRT. Es un rally de superautos que a lo largo de cinco días y a través de cinco estados se alcanza la felicidad. Las llegadas a cada ciudad se han vuelto una fabulosa locura, los autos exóticos de cada localidad tratándose de integrarse a la caravana para llegar al punto final, y más. En Morelia me dio tanto orgullo saber que un maestro suspendió las clases por ir a recibirnos, ¿con qué palabras puedo agradecer el echar a perder a la juventud con autorización del “profe”?

Este año la variedad de autos como en botica, los ya conocidos Lambo, Ferrari, Mc Laren, Corvette, Audi, Mercedes y “Be-emes”; pudimos ver también un rarísimo Morgan así como una chulada de Viper, y sí, un Ford Raptor, mi aliado en esta aventura… y ¿saben qué, no decepcionó a nadie. Es una de las bestias más refinadas que haya montado (y no por ser troca es menos espectacular) con 4 plazas disponibles para chicas, y 450 caballos de potencia. Creo que hasta me pasé de show, sobre todo a la hora de exigirle tremendos burnouts con llantas para todo terreno, haciendo gritar a la gente a “nivel de la lucha libre”.

Pero no todo es tan superficial como pareciera, el rally es tan solo la culminación de las acciones de ayuda social que se hacen previo a cada carrera, incluso el #fuerzamexico se reflejó en los “hashtags” de los autos, pero mucho más en los donativos.

Y lo que nació como una carrera “ilegal”, como muchos le llamaban, ahora es una actividad para apoyar en muchos sentidos. Aunque tampoco voy a mentir, el ambiente y las fiestas están al nivel de los motores de los autos.

Ya me anda de que llegue la 5ª edición de Bash Road Tour (qué miedo).

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