El otro día me preguntaban que si me gustan otros autos más allá de los “Muscle Cars” y mi respuesta fue contundente: “me gustan todo tipo de coches, siempre y cuando huelan a gasolina”. Y sí, siempre he pensado que mientras tengan un motor “tradicional”, uno puede meterles mano para dejarlos como se nos antoje. Hace no mucho tuve oportunidad de manejar el nuevo Mazda 2, uno de esos subcompactos que desde que te subes sabes que son una gran opción para las ciudades, pero que también tienen lo suyo a la hora de llevarlos al “patio grande”. En carretera, el comportamiento de este japonés nos dejó casi tan buen sabor como una cerveza fría en la playa. Este “pequeño acorazado” se mueve bien, sin olvidar que vive en un segmento de autos discretos, digamos. Tanto el motor como el chasis ayudan a sentir el Jinba Ittai, (no es una técnica oriental de masaje para reducir los juanetes) que no es otra cosa que la filosofía de manejo de Mazda, que dicen tiene la tarea de establecer una comunicación directa entre el auto y el conductor. A pesar de que el andar en el mercado no debe ser tarea fácil para ninguno de los integrantes del segmento, sabemos que los mejores sobreviven y Mazda es una marca que no se basa en la cantidad sino en la calidad. A ver si pronto preparamos un japonés de estos para llevarlo a la pista y darle un susto al que se ponga enfrente. Por cierto, qué chido se ve el tablero de instrumentos con el tacómetro en el centro, al más puro estilo de carreras. Bien ahí, Mazda.
Por: Franky Mostro
Por mis pistones | Mazda 2: Ábranla que lleva bala
Hace no mucho tuve oportunidad de manejar el nuevo Mazda 2, uno de esos subcompactos que sabes que son una gran opción para las ciudades.