En la estación Dr. Gálvez de la Línea 1 del Metrobús, la puerta de una unidad le aplastó la mano a Rodrigo Serrano. Al principio, cuenta, sólo sentía una pequeña molestia, pero conforme avanzó más estaciones, el dolor se volvió insoportable.
Pese al dolor, dice Rodrigo, el verdadero dilema fue: me voy o me quedo.
El ajustador del seguro llegó a la estación y pidió una ambulancia para que trasladaran a Rodrigo al hospital más cercano, recibió atención médica y una rehabilitación posterior por la esguince que le acusó la puerta de la unidad.
La clave, explica Rodrigo, fue quedarse y nunca salir de la estación después de que sucedió el accidente.
Arturo Moreno Trejo, director general adjunto de CISA, dice que a la semana ocurren entre uno y cuatro accidentes menores —similares al de Rodrigo—, causantes de contusiones, cortadas, fracturas, en la Línea 1 del Metrobús.
“Nosotros hacemos uso del seguro prácticamente todos los días”, señala.
El seguro cubre todos los gastos médicos de la persona lesionada hasta su total recuperación.
“La responsabilidad civil, por evento, puede variar de acuerdo al accidente y al número de lesionados. La cobertura puede ir de un millón hasta cuatro millones de pesos”, sostiene el representante de CISA.
Moreno Trejo explica que el seguro abarca a los usuarios del sistema Metrobús que resulten lesionados por un choque, frenado o cualquier otra situación que les cause daños a bordo del autobús, pero que “las aseguradoras cubren los daños (a los lesionados o involucrados en el percance) en el momento del siniestro”.
Si el accidente no se reporta inmediatamente es una historia distinta: “(Entonces), es el Ministerio Público (MP) quien determina si efectivamente fueron lesionados a bordo del transporte, y la persona tiene que acreditarlo”.
De no quedarse, cualquier usuario lesionado tendrá que acudir primero a las oficinas del Metrobús, detallar la fecha del accidente, sus características y el tipo de molestia que persiste; se les canaliza con la aseguradora y después tendrá que ir al MP, relatar una vez más lo acontecido y comprobar que la lesión se dio en la unidad y durante el accidente del que se están dando referencias.
Por eso es mejor esperarse en la estación para que llegue el seguro y atienda a quienes resulten con lesiones.
“Cuando hay un siniestro algunas personas se retiran y después vienen los dolores, regresan a reclamar. Hay personas que creen que estamos evadiendo, pero lo único que necesitamos es que ellos jurídicamente acrediten que esas lesiones ocurrieron en el accidente”, dice Moreno.
¿Y AFUERA DEL CAMIÓN?
El Metrobús también cuenta con un seguro que protege a peatones y automovilistas que se vean afectados por algún accidente causado por sus unidades. Un peatón que resulte atropellado, algún conductor de un vehículo particular que sin ser su responsabilidad se haya accidentado, para ellos, aplican las mismas condiciones.
Estos eventos, afirma Moreno, ocurren una vez cada cuatro meses, porque “en la gran mayoría de estos casos la responsa-
bilidad de los coches de quienes invaden el carril o se nos cruzan en las intersecciones, automovilistas que dan vueltas prohibidas a la izquierda”.
Sólo que aquí hay una diferencia: “Si el MP determina que el tercero es responsable, esa persona deberá pagar todos los daños derivados del siniestro”, incluidas las lesiones a pasajeros de las unidades.
¿QUÉ PASA DESPUÉS DE UN ACCIDENTE?
Ante algún incidente se activa un protocolo en el que participan varias personas.
- El conductor, policía de la estación o supervisor debe informar a la central del Metrobús los detalles del accidente.
- Después se verifica por las cámaras de video la magnitud del incidente.
- Se avisa a los servicios de emergencia.
- Se envía al supervisor o policía auxiliar más cercano.
- Se avisa al seguro, a la empresa operadora y a la Secretaría de Seguridad Pública, si es que la situación lo amerita.
DATOS QUE TE INTERESAN
*3 unidades de Metrobús han requerido evacuación por incendio.
*1 unidad de Metrobús fue evacuada en 2010 por el deceso de un conductor por paro cardiaco fulminante.
(Alejandra Crai)