Los intentos por separar los desechos orgánicos de los inorgánicos se están yendo a la basura. Literal.
El proyecto más reciente, lanzado en 2011 por el exjefe de Gobierno, no funciona. Pese a los 60 millones destinados al programa “Vamos a Separarla”, la cultura de la separación de basura no se consolida entre los ciudadanos, no hay suficientes camiones recolectores adaptados con separadores de desechos y, por si fuera poco, los trabajadores de limpia acusan no haber recibido, por parte del gobierno local, los pagos que les corresponden por entregar la basura orgánica separada.
En resumen, el proyecto está a medias, considera Hugo Alonso, secretario general de la Sección Uno de Limpia y Transportes del Sindicato Único de Trabajadores del Gobierno del Distrito Federal (SUTGDF).
“Seguimos igual que hace tres años”, asegura, “el programa sigue operando pero a medias (…) se genera mucha basura, la gente casi no la separa y no les parece que pasemos un día por los desechos de comida y hojarasca, y otro día por lo que tienen de plástico o cartón, si la exigimos separada (los ciudadanos) se enojan y si no se las recibimos van y la tiran en la calle, (y) ahí a fuerza nos las tenemos que llevar”.
En la colonia Roma, Mayela Delgadillo, quien vive en un condominio de 36 departamentos, no tira la basura en el camión, la deposita en unos contenedores y da igual si va separada o no.
“La separo en mi casa, pero muchos no lo hacen y todo va a parar al mismo lugar, de nada sirve que yo lo haga”. En ese edificio, cuenta Mayela, cada condómino paga 12.50 pesos a la semana “para que el camión se lleve la basura” sin necesidad de separarla.
Diariamente, en la Ciudad de México se producen 12 mil 893 toneladas de desechos: 7 mil 736 toneladas son de basura inorgánica y 5 mil 157 toneladas de orgánica, que se pueden utilizar para reciclaje, según cifras de la Secretaría de Obras del DF (Sobse).
El programa “Vamos a Separarla” fue lanzado en 2011 y un año después se lanzó el programa de “Islas de reciclaje”, en el que fueron destinados otros 45 millones para ubicar “estratégicamente” contenedores en calles, avenidas o áreas verdes donde la gente podría tirar su basura separada, pues ya había dado pie a tiraderos clandestinos.
Pero esos contenedores ya no están en los sitios en que fueron ubicados, aunque basura sí hay, y mucha, pues los espacios han dado pie a tiraderos clandestinos.
El sindicalista explica: “Todo el mundo quiere que le demos el servicio, pero nadie nos quiere cerca”, las quejas son “que pa-
samos temprano y les hacemos ruido con los carritos, que si estacionamos el camión escurren líquidos y huele feo, que por qué no nos llevamos toda la basura de una vez”.
Omar García, vecino de la Nápoles, en la Benito Juárez, dice que “en la colonia los camiones son de los más viejitos y ahí, aunque unos la separen, finalmente se revuelve”.
El programa “Vamos a separarla” planteaba que se recogerían los desechos orgánicos los lunes, miércoles y viernes; los inorgánicos serían recolectados los martes, jueves, sábados y domingos.
“No tenemos infraestructura ni equipo para la separación y aparte nos deben lo que ellos mismos (el GDF) nos prometieron”, dice el sindicalista.
De los 2 mil 382 vehículos para barrido y recolección, sólo hay 200 adaptados con separadores de basura. Aunado a ello, el gobierno local no les ha pagado en todo lo que va del año los 50 pesos por tonelada que prometió a los trabajadores de limpia por entregar la basura orgánica separada.
La Secretaría de Obras y Servicios (Sobse) dijo a MÁSPORMÁS en una tarjeta informativa que la recolección de basura es responsabilidad de las 16 dele gaciones políticas, pues “ellas operan y supervisan la recepción de los residuos”.
La dependencia añadió que sólo 21 islas de reciclaje continúan en funcionamiento, 18 de ellas en unidades habitacionales y 3 más en escuelas, mientras que 12 más fueron cedidas al municipio de Ixtapaluca. Otras 179 están bajo resguardo de la Direción General de Servicios Urbanos y serán reubicadas donde indiquen las secretarías de Educación y Desarrollo Económico.
Susana Rodríguez, habitante de Iztapalapa, tiene sólo dos oportunidades de entregar su basura: los miércoles y sábados, por lo que separa sus desechos y los entrega a la unidad que tiene división para residuos a cambio de una propina de cinco pesos.