Para realizar una llamada desde un celular fuera de un penal del Distrito Federal no es tan sencillo. La señal no existe en el lugar y cualquier tipo de servicio es imposible.
Sin embargo, el Gobierno del DF autorizó la suspensión del pago a la empresa que daba este servicio, después de que se presentaron “algunas” fallas y en ciertas zonas de las cárceles se podía tener señal.
Colocación y funcionamiento
La instalación de estos equipos de bloqueo arrancó en el Reclusorio Norte desde 2005, donde hay presos de alta peligrosidad y quienes extorsionaban desde el interior del edificio.
Meses después, se extendió al Reclusorio Oriente, así como a los centros de Readaptación Social Varonil y Femenil de Santa Martha.
El programa resultó un éxito para las autoridades en los primeros seis meses, ya que los celulares ya no poseían señal y la cifra de extorsiones y delitos dentro de los penales hacia el exterior disminuyó de manera considerable.
¿Cómo funciona?
Para el bloqueo de la señal, la empresa ingresa a los servicios satelitales y realiza un aislamiento en el interior del penal y a 100 metros a la redonda. Las llamadas de auxilio, conocidas como SOS, también son restringidas.
Incluso, en México, la Ley General del Sistema Nacional de Seguridad Pública indica que por cuestiones de seguridad se podrá bloquear señales en instalaciones de carácter estratégico, como los penales, en el resto de lugares está prohibido el uso de inhibidores de señal.
Las fallas
Ante el “cerco” contra celulares, los vecinos de las colonias aledañas a los centros de reclusión levantaron quejas ante la Comisión Federales de Telecomunicación (Cofetel) por la falta de servicio y el cobro de la renta de sus equipos sin la señal prometida.
Este organismo envió la orden al GDF para que la empresa que tenía la concesión de los bloqueadores – Software DSI S.A. de C.V. – redujera el rango de alcance de la restricción.
El Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal (TSJDF) se sumó a las críticas e interpuso una demanda de juicio civil a la compañía por el incumplimiento de contrato y efectividad del servicio.
Tras la reducción del bloqueo, sólo 20 metros, se presentaron los “lunares”, que son las zonas donde sí se puede tener señal de telefonía celular, tanto dentro como fuera de las cárceles. Estas áreas cuentan con dimensiones desde uno hasta cinco metros.
Estas faltas provocaron que los internos y reclusos utilizaran sus móviles para la extorsión.
A discusión
La titular de la Comisión Especial de Reclusorios de la Asamblea Legislativa del DF, Olivia Garza de los Santos, demostró las irregularidades en los servicios de telefonía celular en los penales y llamó al GDF y a la Cofetel a reconsiderar el retiro del bloqueo.
“Exhortamos a la Cofetel para que esta medida la retiren por beneficio de los capitalinos de la ciudadanía. Tenemos que ir por el mal mayor y es un mal mayor permitir que se utilicen los teléfonos celulares al interior de los penales.
“Hacemos un llamado por supuesto a la Secretaria de Gobierno para que vuelvan a poner el bloqueo de señal o contraten una nueva compañía para que haga un bloqueo más eficiente al interior de los penales”, dijo la legisladora.
Una de las razones, apuntó la panista, es que varios integrantes de bandas de secuestradores utilizan los móviles para realizar sus delitos desde el interior de la cárcel.
“Sin lugar a dudas, no se puede permitir que esto suceda porque no hay una manera de controlar que no se usen los celulares al interior de los penales más que con el bloqueo de la señal. De alguna manera detonaríamos una cadena de corrupción que sabemos que está ahí, esperando ser utilizada. Les vamos a facilitar a estas bandas de delincuencia organizada el que operen desde los penales”, comentó Garza.
Bloqueo de señal es ilegal
-La mayoría de los países en el mundo, en especial los europeos, es considerada ilegal el uso de bloqueadores de señal, ya que es una violación en la intimidad del individuo.
-En Estados Unidos es sancionado con multas, debido a que hay casos que circulan por internet, de personas que por situaciones personales, como el no querer escuchar el sonido de teléfonos celulares, los llevan a parques, restaurantes y hasta en transporte público.