Desde 2021 se han hecho esfuerzos entre las cooperativas y las autoridades por modernizar a este transporte de barrio
Por Edgar Segura*
Los ciclotaxis del Centro Histórico son reconocidos por la Ley de Movilidad, aunque siguen en proceso de regulación. Los avances en su tecnología, la creación de reglas de operación y la identificación de los conductores contrastan con una gran laguna: la de las tarifas.
Este transporte de barrio tiene más de 30 años en el Centro, pero es hasta la actualidad que tanto quienes viven de este oficio como las autoridades trabajan de forma conjunta para regularizar el servicio y garantizar la seguridad de los usuarios.
“En el caso del Centro Histórico son alrededor de 256 los ciclotaxis que entraron a un programa de modernización. Ahorita estamos haciendo el registro en otras alcaldías, como Xochimilco, Azcapotzalco y Gustavo A. Madero”, comenta en entrevista la directora general de Licencias y Operación del Transporte Vehicular de CDMX, Fernanda Rivera.
Los ciclotaxis con licencia para operar son vehículos plenamente identificados, con placas y cromática característica de los antiguos “taxis de cocodrilo”. Están autorizados para circular en los perímetros A y B, abarcando la zona delimitada por Eje Central Lázaro Cárdenas, Eje 1 Norte Granaditas, avenida José María Izazaga y avenida Circunvalación, y pueden transitar a velocidades máximas de 25 kilómetros por hora en vialidades donde se permiten vehículos motorizados.
“La oferta que nos caracteriza es el acceso al Centro Histórico en cualquiera de sus zonas y la rapidez a la hora de mover mercancías o personas de un punto A a un punto B”, cuenta Miguel Maximiliano, director de Cooperativa Mosquitos.
Aquí existen cuatro cooperativas: Cooperativa Jaguares, Aztecas del Bicentenario, Cooperativa Las Palmas y Cooperativa Mosquitos.
Rivera asevera que la Semovi (Secretaría de Movilidad) trabaja en conjunto con las organizaciones para el mejoramiento constante de las unidades, la creación de reglas de operación claras y la formalización del servicio mediante el otorgamiento de permisos. Como resultado, se cuenta con un servicio que tanto operadores como autoridades afirman que es seguro.
“Lo que se hizo fue un programa de apoyo donde las distintas organizaciones recibieron el apoyo de un programa para modernizar su unidad […]. Tenemos un nuevo estándar de las unidades para que tengan mejores características, que sean más seguras y sean más prácticas. Ahora son bicicletas eléctricas, de pedaleo asistido”, explica.
Por su parte, el ciclotaxista menciona que los propios colectivos participaron y aportaron su experiencia. Mosquitos, por ejemplo, propuso el diseño de un vehículo completo.
Rivera resalta que la Semovi exige un seguro de daños a terceros y otorga un registro y una placa: “Cuando ellos reciben su permiso y sus placas, implica que ya tienen un seguro que los cubre a ellos, al vehículo y a las personas pasajeras. De esta manera también vamos mejorando y regularizando el servicio”.
“Hay un registro de la Secretaría de Movilidad donde nos piden santo y seña de cada uno de los operadores: comprobante de domicilio, INE, CURP y un registro para la obtención de permiso y placas que incluye a una persona adicional en caso de que no lo puedas manejar”, confirma Miguel.
El problema de las tarifas
Sin embargo, la gran laguna se encuentra en las tarifas. “No hay una tarifa como tal, simplemente ellos [los conductores] la determinan”, acepta Rivera.
Tanto operadores como autoridades reconocen que se ha establecido diálogo sin llegar a ningún acuerdo. “Las cuatro cooperativas entregamos a la Secretaría de Movilidad una propuesta de tarifa, la cual la misma secretaría tendría que aprobar”, asegura Miguel, “nos dice la Semovi que somos nosotros los que tenemos que calcular la tarifa para que no haya cobros excesivos”.
El representante de la Cooperativa Mosquitos recuerda que este mismo año acordó de forma verbal cobrar máximo 100 pesos. No obstante, Chilango pudo constatar que no todos respetan este punto.
Una pareja de turistas refiere que un conductor pedía 150 pesos por un viaje de la Alameda Central a un hotel ubicado en Avenida 5 de Mayo, dos cuadras antes del Zócalo. Al final, tras negociar, pagó 120 pesos por un trayecto de menos de un kilómetro.
Otro aspecto es la diferencia entre tarifas. Un operador pide 80 pesos por ir desde El Caballito hasta Bellas Artes, mientras que otro cobra 40 por el mismo trayecto. Y también otro conductor ofrece a turistas recorridos a un costo de entre 150 y 200 pesos; pasa por lugares como el Zócalo y Garibaldi, entre otros.
Ante los cobros excesivos, Miguel recomienda acudir con las autoridades y, en ese mismo sentido, recalca la importancia de abordar unidades con la cromática de cocodrilo y número de identificación. También aconseja acordar la tarifa antes de abordar.