Fotografía cortesía
Las olas de calor se han convertido en un tema preocupante para México, según expertos en meteorología y cambio climático.
En una conferencia de prensa virtual, Graciela Binimelis de Raga, del Grupo de Interacción Micro y Mesoescala, explicó que estas olas se caracterizan por períodos de tres o más días con temperaturas superiores a 30 grados y una temperatura media mayor a 24 grados en la Ciudad de México.
Según un estudio realizado por Ernesto Jauregui entre 1880 y 2005, los meses con mayor incidencia de olas de calor son abril y mayo, seguidos de marzo y junio. La duración de estas olas suele ser de tres a seis días, pero en algunas ocasiones han llegado a superar los diez días.
Binimelis de Raga advirtió que la frecuencia de las olas de calor ha aumentado en las últimas décadas y que su intensidad se ve agravada por la baja humedad del suelo. Además, destacó que gran parte del país se encuentra experimentando sequía severa y extrema.
Los impactos de estas olas de calor son múltiples. En términos de salud, pueden provocar deshidratación y golpes de calor, especialmente en niños y adultos mayores. En el sector agrícola, afectan a los cultivos recién germinados. También se han registrado incendios forestales generalizados, especialmente durante el mes de mayo.
Binimelis de Raga mencionó que algunas investigaciones han vinculado las olas de calor de larga duración con el fenómeno de El Niño. Dado que se espera que se desarrolle un nuevo evento de El Niño en el futuro cercano, es importante tomar precauciones ante las posibles olas de calor que podrían ocurrir en la próxima primavera.
Además del cambio climático, en las ciudades densamente pobladas se suma el fenómeno de la isla de calor, que aumenta las temperaturas hasta dos grados en comparación con las zonas rurales. Esto, a su vez, puede contribuir a una mayor contaminación por ozono.
Los científicos también discutieron las condiciones oceánicas actuales y su posible relación con las olas de calor. Se mencionó la presencia de una celda de convección regional y anomalías en la temperatura del mar en el Pacífico oriental. Sin embargo, la magnitud del evento de El Niño actual es menor en comparación con eventos anteriores, lo que dificulta hacer pronósticos precisos.
Víctor Manuel Torres Puente, especialista en meteorología tropical, señaló que la presencia de la fase no-convectiva de la oscilación Madden-Julian también contribuye a las olas de calor. Esta onda tropical, originaria del Océano Índico, puede generar condiciones de calor y radiación intensa al disminuir la formación de nubes y precipitación.
Según los modelos meteorológicos, se espera que continúe el calor en los próximos 10 a 15 días, sin desarrollo de nubes. Además, se pronostica la formación de dos ciclones tropicales en el Caribe occidental que podrían afectar el sureste de México. A partir de julio, se prevé otra posible ola de calor, aunque los científicos advierten que estos pronósticos son reservados y sujetos a cambios.
Las olas de calor representan un desafío creciente en México, con impactos en la salud, la agricultura y los incendios forestales. El cambio climático, la isla de calor y otros factores atmosféricos y oceánicos contribuyen a la intensificación de estos eventos. Es crucial tomar medidas preventivas y seguir investigando para comprender mejor estos fenómenos y sus implicaciones a largo plazo.
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