La Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial (PAOT) realizará en los próximos tres meses un estudio sobre las condiciones legales que impiden el buen manejo de las barrancas con valor ambiental en la Ciudad de México.
El documento será presentado ante la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) con una serie de propuestas que pudieran ser aplicadas para garantizar la sustentabilidad ambiental de estas zonas que se encuentran desaprovechadas.
El estudio será realizado por Fedro Carlos Guillén Rodríguez, quien se desempeñó como Director General de Bosques Urbanos y Educación Ambiental de la Secretaría del Medio Ambiente (Sedema) en el periodo de López Obrador.
El especialista, que cuenta con un doctorado en ciencias por la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), también es un arduo escritor con más de 30 libros de divulgación y narrativa a su autoría.
De acuerdo con el fallo de la licitación pública, Guillén Rodríguez cobrará $256 mil 896.55 pesos por sus servicios, siendo ésta la propuesta económica más viable entre los tres concursantes que participaron para realizar dicho estudio.
En la convocatoria a la licitación, la PAOT notifica que buscan sugerir a la ALDF que se atiendan los vacíos legales y limitantes que se han documentado a lo largo de 10 años de investigación en la materia por parte de la procuraduría.
“Las barrancas han y están siendo ocupadas con usos incompatibles, generando cambios en el clima, deforestación, erosión y la afectación de especies de flora y fauna silvestres”, precisa el documento publicado en la plataforma “Compranet”.
También precisa que en la ciudad se han decretado 27 Áreas de Valor Ambiental (AVA) con categoría de barrancas, de las cuales sólo una cuenta con un programa de manejo decretado, que es la Barranca Tarango, en Álvaro Obregón.
Las barrancas brindan una gran cantidad de especies vegetales y animales que funcionan como corredores biológicos para la dispersión de especies, además de captar el agua de lluvia para recargar los acuíferos que surten a los capitalinos.