Con todo y la falta de cultura ciclista, infraestructura y educación vial, el uso de la bicicleta en la CDMX aumenta cada día: “no somos minoría”
**Cronista, geógrafa e integrante del Colectivo Callejero
“¡Aquí no es Ámsterdam!”, es una de las tantas expresiones que suelen recibir los ciclistas en el día a día, ya sea rodando o en comentarios en las redes sociales, como una manera despectiva de referirse a su forma de movilidad en el contexto de la Ciudad de México. Que la bicicleta le vaya ganando terreno a los vehículos motorizados es algo para lo que la ciudad aún no está totalmente preparada.
Y no solo en términos de cultura ciclista, sino de infraestructura y educación vial. La bicicleta fue usada durante mucho tiempo por la clase trabajadora, como medio de transporte y sustento. Afiladores de cuchillos, repartidores, los famosos tacos de canasta y muchos oficios más son estampa de un pasado que persiste hasta nuestros días.
El velocípedo es uno de los medios de transporte más populares en la ciudad. Desde 2007, el gobierno de la capital presentó una estrategia de movilidad en bicicleta, con los objetivos de crear redes de infraestructura ciclista, integrar la bicicleta a la red de transporte público, hacer accesible la bicicleta a la población y fomentar la cultura del uso de la bicicleta.
Como parte de esa propuesta, en 2010 entró en marcha el sistema de préstamo de bicicletas públicas Ecobici. Los usuarios diarios van de los 59 mil 761 hasta más de 70 mil, lo que demuestra que el sistema ha cumplido con integrar la bicicleta a la red de transporte y popularizarla.
Daniela, integrante de las colectivas Bravabunda y Red de mujeres cleteras, comparte en entrevista para + Chilango: “El hecho de que no se vea tráfico o no estemos llenando avenidas de ciclistas, no quiere decir que seamos menos que los autos. Se nos sigue considerando como minoría, pero no lo somos.”
La joven ciclista comenta la necesidad de considerar todas las particularidades al usar la bici, por ejemplo, que las mujeres tienen patrones de movilidad distintos, sobre todo aquellas que dedican gran parte de su tiempo a la labor de cuidados, como ir por los niños o hacer las compras.
Considera también que los diseños de movilidad no consideran a las infancias. Destaca los ejemplos de otras ciudades, como Querétaro, donde en poco tiempo la organización colectiva los ha llevado a obtener grandes cambios, como conseguir que se delimiten espacios confinados en las vías, no solo para ciclistas, sino para peatones.
Ciclismo contra la inseguridad
El uso de la bici permite entre otras cosas mayor seguridad al trasladarse. Atziri cuenta que el uso de la bici le ha permitido transitar de forma más segura: “me siento más segura sabiendo que no me van a asaltar, que utilizando la combi; sin embargo, si voy a altas horas, me causa inseguridad que se cierre un auto, en la Ciudad de México se cuenta con el C5 pero en el Edomex no”.
Aunque en la ciudad sólo hay cobertura en zonas céntricas, en el Estado de México los ciclistas se exponen a calles con baches, con hundimientos o a compartir el carril con camiones de carga pesada. Atziri platica que para ir de la ciudad a Ecatepec, por ejemplo, solo conoce dos opciones de ciclovías, que además están mal diseñadas, pues “están en carriles centrales y no son lineales, son retornos donde los autos pasan y no son seguras, incluso el trato de los automovilistas hacia los ciclistas es distinto”.
Un mapa ciclista
Existen grandes propuestas que surgen de la necesidad y relación con la bicicleta, como la de Gabriela Rodríguez, joven urbanista que se define como friki del transporte público y principiante ciclista, quien realizó un mapa con datos que ya existen sobre infraestructura, pero contrastando con su experiencia al rodar, por ejemplo, eliminando los tramos que están fuera de servicio. Otro proyecto es el de Ni una muerte vial, coordinado por Xavier Treviño, quien reportó en el 2022 un total de 284 muertes de ciclistas y de mil 602 de peatones, lo que deja claro que no son los ciclistas los únicos expuestos a la violencia de los conductores.
Sobre los automotores, en su famoso ensayo Energía y equidad (1978), el pensador austriaco Ivan Illich apunta:
“La energía, transformada en trabajo físico, le permite integrar su espacio y su tiempo. Privado de energía suficiente se ve condenado a ser un simple espectador inmóvil en un espacio que le oprime. Aumentando la eficiencia en la aplicación de su propia energía lo embellece. Aprendiendo a usar nuevas fuentes de energía lo expande y lo pone en peligro. Más allá de un cierto punto, el uso de energía motorizada inevitablemente empieza a oprimirlo”.
El pasado 19 de abril se conmemoró el Día Mundial de la Bicicleta, lo que nos invita a la reflexión y discusión acerca de los beneficios individuales y sociales que trae consigo el uso de uno de los más grandes inventos de la humanidad.