88 años orgullosamente siendo la tortería más antigua del Centro
Por Liz Basaldúa*
En México somos los orgullosos padres de la torta, ese emblemático sándwich mexicano que ha evolucionado desde sus humildes comienzos hasta convertirse en un ícono culinario. Las tortas, con sus múltiples variantes, son un reflejo de la riqueza y diversidad de la gastronomía mexicana. Y si hay un lugar en la capital que encarna la esencia de la torta en su forma más pura, ese es La Texcocana, la tortería que cumple 88 años este 2024.
Ubicada frente al Teatro Metropólitan, La Texcocana no es sólo un lugar para saciar el hambre; es un viaje en el tiempo, una experiencia que conecta a sus clientes con la historia de la ciudad y de la torta misma. Mientras esperas en la fila para tu concierto, puedes aprovechar para degustar una de sus famosas tortas y te aseguramos que quedarás más que satisfecho.
La historia de La Texcocana
Todo comenzó en 1936, cuando lxs abuelxs de don León Sánchez Ríos, quien hoy dirige la tortería, decidieron abrir una miscelánea frente al Metropólitan. Tras mudarse de Texcoco en 1920, iniciaron vendiendo tortas en una canasta de tijera.
Con el tiempo, su pequeña miscelánea, donde originalmente vendían queso, sardinas y otros enlatados, se transformó en una tortería. Fue la demanda de lxs trabajadorxs de la zona, que buscaban una comida rápida y sustanciosa, lo que impulsó a la familia a crear las tortas que hoy son legendarias.
La torta, tal como la conocemos hoy, nació en 1946 en este mismo lugar. Inicialmente ofrecían tortas de queso, sardina y mortadela, pero con el tiempo el menú se expandió y la popularidad de La Texcocana creció. Una anécdota curiosa que se puede ver en las fotos que adornan el local es que en 1955 una torta costaba ¡tan sólo dos pesos!
¿Qué es lo que las hace únicas?
Estas pequeñas delicias están inspiradas en las tortas poblanas: pequeñas en tamaño, pero grandes en sabor. La clave está en la calidad de los ingredientes y en la dedicación con la que se preparan. No se utilizan bolillos comunes, sino teleras, pequeñas y crujientes, elaboradas especialmente para La Texcocana en una panadería del Centro Histórico.
Todo lo demás, salvo el pan y los chipotles, se prepara en casa. Los chiles encurtidos, por ejemplo, son una receta secreta de la familia que ha pasado por cuatro generaciones. Esta dedicación a la calidad es lo que ha mantenido a La Texcocana en la cima durante casi nueve décadas.
En su menú destacan la torta de carnitas, la de bacalao y la favorita de don León: paté con jamón. Aunque algunxs puedan considerar que las tortas son pequeñas, don León lo tiene claro: “Aquí apostamos por la calidad, el día que le rebaje la calidad, ese día se acaba el negocio; la torta tiene lo mejor”.
La Texcocana ha pasado de generación en generación, tanto para la familia de don León, como para sus clientes, quienes han convertido a esta tortería en una tradición familiar. Hoy, abuelxs, padres y nietxs continúan disfrutando de estas icónicas tortas que han sido reconocidas con múltiples premios como las mejores tortas de la Ciudad de México.
Historia para disfrutar
El menú es sencillo pero variado: aguacate, chile chipotle de la casa y tu elección de carnitas, bacalao, jamón, queso blanco, queso amarillo, queso de puerco, paté, mortadela, pastel de pollo o sardinas. Todo esto servido en una telera y en frío, como dicta la tradición.
La Texcocana te ofrece una torta deliciosa, pero también un pedazo de la historia que puedes saborear en cada bocado. No dejes de visitarlas en Av. Independencia 87-A, Centro Histórico, de lunes a sábado, de 11:00 a 18:30.
*Texto adaptado para + Chilango