Las osterías son típicas del norte de Italia, pero en la CDMX se han vuelto un sinónimo de comida italiana hecha con técnicas más apegadas a lo tradicional
Menús breves, sin pretensiones, comida sencilla hecha al momento; a veces tienen sólo tres o cuatro platos por día o un menú fijo con los platos más exitosos y otros pocos de temporada: las osterías responden también a una necesidad económica. Por ejemplo, en Bolonia, Italia, que tuve la oportunidad de visitar hace unos meses, es un recurso popular por ser una ciudad donde hay muchxs jóvenes universitarixs y, por lo tanto, son mayormente socorridos los lugares donde se puede comer bien por menos dinero.
En las osterías, las pastas frescas como los tagliatelle o tortellini son lo más común, pero no se descartan las pizzas, las tablas de embutidos con quesos, la carne o el pescado, las ensaladas y la selección de vinos y cervezas. En la CDMX, la oferta gastronómica crece día con día y las osterías también levantan la mano. Si bien en Italia existen distintos locales para comer platos típicos con sabor casero, los más populares son las trattorias (las compararía con las fondas de México) y las osterías que, a diferencia de las primeras, sirven una mayor oferta de bebidas alcohólicas.
Un dato curioso que aprendí en este viaje: el espagueti a la boloñesa no se come en Bolonia ni en Italia en general; este es un invento estadounidense. Lo típico en esta ciudad que vio nacer esa receta con salsa hecha de carne de res y puerco, panceta, zanahoria, vino blanco y salsa de tomate, es que se sirva con tagliatelle (tallarines), aunque también se hacen lasañas con ella. El espagueti, explican lxs especialistas en comida italiana, es una pasta muy fina y seca como para usarse con la ragù bolognese, como llaman allá a la “salsa boloñesa”. Pienso que tal vez sea como querer hacer pozole con maíz palomero. Un error gastronómico.
Así pues, la aparición de osterías en la Ciudad de México ha hecho que la comida italiana se pueda descubrir lejos de ese ambiente agringado: pastas hechas al momento, carne asada en parrilla, pizzas al horno, ensaladas con ingredientes mediterráneos y postres como gelato, cannoli o panna cotta. Y si ves un espagueti a la boloñesa, huye de ahí.
Matti Ostería
Es de las más nuevas en la ciudad, su decoración atrapa, pero seguro te quedas por la comida. La cocina es abierta, por lo que tú puedes ver los ingredientes que están utilizando. La pasta la hacen ahí mismo y las pizzas de masa madre van al horno; la de trufa es blanda, delgada, de sabor fuerte, pero que no cansa. Algo rico es que de cortesía dan una focaccia con tomatitos cherry, romero y aceite de oliva. Una ensalada caprese y una milanesa pueden completar a la perfección una comida aquí.
Dónde: Londres 49, col. Juárez
Horario: lun a sáb, 12:30 a 23:00; dom, 12:30 a 18:00
IG: @matti_osteria
Ostería 8
De las consentidas en la ciudad. Aunque lo más popular son las pizzas al horno, la pasta artesanal recién hecha es algo digno de probar. El chef es de origen italiano, por lo que encontrarás pastas poco usuales, como la tagliatelle con guanciale (parecido al tocino), champiñón, lámina de ajo y vino blanco. La ensalada de arúgula, queso de cabra y nuez dulce es ideal para acompañar y compartir.
Dónde: Sinaloa 252, col. Roma Norte
Horario: lun a mié, 14:00 a 22:00; jue a sáb, 14:00 a 23:00; dom, 14:00 a 20:00
IG: @osteria_8
Séptimo Ostería
De esta breve selección es la menos económica, pero es una ostería que cuida mucho el menú de pastas, prueba de ello es que tienen un tagliatelle con ragú alla bolognese, como dicta la receta tradicional: hecho con pasta fresca de tallarín. Recomendamos probar los risottos, el de hongos y puerco es bien distintivo. Vale la pena explorar su coctelería.
Dónde: Altavista 154, col. San Ángel
Horario: lun a mar, 13:30 a 23:00; mié, 13:30 a 00:00; jue a sáb, 13:30-01:00; dom, 13:30 a 20:00
IG: @septimoosteria
- En México, un símil de la ostería podría ser una cantina donde sirven botana-comida con el trago
- El tortellini se remonta a cuando la gente que trabajaba para las familias nobles aprovechaba la carne sobrante para rellenar una hoja de pasta de harina y huevo que, una vez enrollada, se cocía
*Texto adaptado para + Chilango diario