Fotografía cortesía
En el marco del Día Mundial para la Prevención de Ahogamientos, expertos advierten sobre la alarmante incidencia de este tipo de accidentes, que representan una causa prevenible de mortalidad del 100%. El jefe del Departamento de Urgencias del Instituto Nacional de Pediatría (INP), León Felipe Mendoza Vega, resalta la importancia de una estrecha vigilancia, especialmente en niñas y niños, quienes tienen un mayor riesgo de sufrir este tipo de tragedias.
Contrario a la creencia común, los ahogamientos no se limitan a albercas, playas o ríos, ya que también ocurren con frecuencia en el hogar, donde la presencia de agua almacenada en cisternas, tinacos o cubetas puede convertirse en un peligro mortal. Solo se necesita que el agua cubra la cara para bloquear la vía aérea y afectar la oxigenación, lo que puede tener consecuencias devastadoras, especialmente en los más pequeños.
Según Mendoza Vega, un niño o niña de un año puede ahogarse en tan solo 30 segundos con la cara sumergida, y en caso de sobrevivir, pueden presentar graves lesiones neurológicas. Por ello, es crucial brindar atención en los primeros minutos de la sumersión para asegurar la sobrevida y reducir al mínimo las secuelas.
El especialista enfatiza la importancia de la técnica de reanimación boca a boca al sacar a la persona del agua para proporcionar aire a sus pulmones, y aconseja llamar inmediatamente al número de emergencias 911 para solicitar asistencia médica especializada. La rápida atención en una unidad médica con equipo multidisciplinario es esencial para mejorar las posibilidades de recuperación.
Se destaca que el grupo más vulnerable ante los ahogamientos son los niños menores de 14 años, y los varones tienen 2.5 veces más riesgo que las niñas. Además, la probabilidad de un accidente se multiplica por diez cuando se trata de un adolescente que ha consumido bebidas alcohólicas.
Para prevenir este tipo de tragedias, se hacen recomendaciones a madres, padres y personas cuidadoras, como mantener una estrecha vigilancia en centros recreativos acuáticos, aprender técnicas de reanimación cardiopulmonar y mantener cerrados con tapas de metal y candados los depósitos de agua.
El texto también destaca el esfuerzo de las autoridades en la prevención de accidentes. Gracias al Modelo Integral para la Prevención de Accidentes en Grupos Vulnerables (Mipra), la tasa de mortalidad por ahogamiento disminuyó un 47.4% en comparación con el año 2000.
Por último, la ONU ha establecido el Día Mundial para la Prevención de Ahogamientos el 25 de julio, con el objetivo de concienciar sobre la trascendencia de estos accidentes en las familias y comunidades, y promover soluciones para salvar vidas. La prevención y la vigilancia son la clave para evitar tragedias innecesarias y proteger la vida de nuestros seres queridos.
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