Aún con una herida abierta en la cabeza, un hombre epiléptico que cayó al suelo tras sufrir una crisis tuvo que esperar más de 30 minutos para que llegara un paramédico del Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro.
Los hechos se registraron a las 19:00 horas del pasado miércoles 27 de agosto en la estación Insurgentes de la Línea 1. Esto mientras esperaba a su turno en una larga fila para comprar un boleto en las taquillas, pues sólo había una abierta.
El hombre, de edad avanzada, se desplomó ante el cúmulo de gente y se golpeó fuertemente la cabeza. Las gafas que portaba, fungieron como arma para ocasionarle una cortadura a la altura de la frente.
En menos de un minuto habían llegado más de cuatro policías auxiliares a la escena para socorrer al herido, llevándolo a una sala contigua en donde resguardan un botiquín con material de primeros auxilios.
El verdadero problema fue después. El afectado continuaba sangrando y ningún médico se aparecía para atenderlo; aunque tras 25 minutos corrió con suerte: un paramédico de la Cruz Roja Internacional pasaba por la zona.
Posteriormente arribó un paramédico del STC, aunque para este entonces la situación parecía estar controlada. El herido era atendido, pero usuarios se sorprendían al ver el charco de sangre que aún quedaba en el suelo.
¿Y LA LIMPIEZA?
Al notar que no aparecía personal de limpieza, los policías decidieron sobreponer unas hojas de periódico. Ahí yacía también un dulce mexicano de amaranto, conocido como “Alegría”, que era consumido por el señor previo a la crisis.
De acuerdo con el jefe de estación, los elementos de limpieza se encontraban en su hora de comida y regresarían hasta las 20:00 horas; en tanto, otro policía aseguraba que ya había llamado a tres personas y ninguna quería ir a limpiar.
Cabe destacar que los contratos mensuales o trimestrales que celebra el STC Metro con las empresas que brindan este servicio precisan que el horario de comida vespertino de sus trabajadores es de 19:00 a 19:30 horas.
El hombre herido fue acompañado por el paramédico de la Cruz Roja hasta los trenes para seguir su camino y los encargados de limpieza llegaron al sitio alrededor de las 20:02 horas, una hora después de haber ocurrido el accidente.
Durante todo este tiempo, la “Alegría” del señor permaneció en el suelo ensangrentada mientras era pisada y pateada por los usuarios, quienes prestaban nula atención ante el interés de llegar a sus hogares con mayor prontitud.