El balance entre libertad y estabilidad laboral

Por: Carolina Figueroa
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Fotografía pixabay

El auge del nómada digital como figura representativa de la era moderna del trabajo remoto ha captado la atención de muchos. Este término evoca la imagen de un profesional o trabajador tecnológico con una computadora, recorriendo calles de ciudades extranjeras pintorescas o escribiendo en cafés junto al mar.

Estos nómadas digitales son diversos en su forma de trabajo. Algunos son autónomos o contratistas independientes, otros son emprendedores que han creado su propia empresa, y también hay quienes trabajan a tiempo completo en puestos remotos para empresas en todo el mundo. Algunos reciben un salario, mientras que otros dependen de ingresos variables. En su mayoría, son trabajadores de cuello blanco con una buena formación.

Tanto los expertos como las anécdotas demuestran que el número de nómadas digitales ha aumentado en los últimos años, experimentando un crecimiento significativo después de la pandemia de covid-19. Aunque es difícil precisar su número exacto, un informe de 2022 de la consultora estadounidense MBO Partners estima que el número de nómadas digitales en Estados Unidos ha experimentado un asombroso crecimiento del 131% desde 2019, llegando a millones.

En otros países donde los datos son menos disponibles, hay numerosos recursos para ayudar a los trabajadores sin ataduras a navegar por el mundo. Sin embargo, cada vez más nómadas digitales informan que detrás de las publicaciones llenas de pasión por los viajes en Instagram y los blogs rebosantes de optimismo, la realidad de este estilo de vida no siempre es tan glamorosa.

Si bien tiene ventajas, muchos afirman que la falta de estabilidad ha afectado su salud mental y física, e incluso su desempeño laboral. Como resultado, algunos nómadas han optado por abandonar este estilo de vida y las vistas a la playa.

La experiencia de Lauren Juliff es un ejemplo. Después de cinco años como nómada digital, comenzó a experimentar ataques de pánico diarios, sensación de soledad y depresión. Su salud se deterioró debido a intoxicaciones alimentarias e infecciones frecuentes. Mantener la productividad mientras se viaja resultó ser un desafío. Finalmente, decidió buscar un hogar y establecerse en Portugal, donde experimentó una mejora en su bienestar y un aumento en sus ingresos.

Otro ejemplo es Darius Foroux, quien descubrió que encontrar un hogar adecuado para trabajar de forma remota no era tan fácil como esperaba. Los trámites legales y el mercado inmobiliario inflado en destinos populares le presentaron dificultades inesperadas.

Aunque hay quienes siguen disfrutando de la vida de nómada digital, muchos trabajadores reconocen los desafíos que implica mantener la productividad, la salud y las relaciones personales mientras se está en constante movimiento. Aunque el número de nómadas digitales ha aumentado, sigue siendo un pequeño porcentaje de la fuerza laboral mundial y se concentra en algunos países con pasaportes privilegiados.

A medida que más personas reconocen la realidad de este estilo de vida y las empresas buscan el regreso a la oficina, es posible que la tendencia de los nómadas digitales crezca pero se ralentice en el futuro.

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