Ángel Juárez Cabrera es el creador de las cruces para los actores que interpretarán a Jesús en el Viacrusis de Iztapalapa, es su pasión, es su devoción, es su fe… Pero lo que pocos saben es que
previo a ser el carpintero oficial de este evento fue picador taurino.
Tiene 87 años de edad y lleva 46 puliendo esa cruz que el Cristo iztapalapense sube al Cerro de la Estrella cada año, sin embargo, el creador de la obra de madera – que mide 6 metros de largo, 3
de ancho y pesa 90 kilos – cuenta su otra pasión, esa que no logra olvidar y que pocos saben: la tauromaquia.
“Antes de dedicarme de lleno a esto me dediqué a los ruedos, fui picador de toros por casi 30 años, esa adrenalina de estar frente a un animal tan grande, correr a su alrededor y compartir ese
espacio con grandes toreros, nadie me lo quita.
“Estuve a lado de toreros como Joselito, David Silvetti papá, Zotoluco, Raúl García y muchos otros que me dieron la mano o me abrazaron, son experiencias que jamás se borran”, relata con una
gran sonrisa y fija su vista en la entrada de su domicilio, donde reposan sus cuadros taurinos.
En el 2000 Ángel Juárez decidió dejar los toros debido a que su cuerpo ya estaba cansado y su devoción católica lo hizo regresar al taller y seguir la supervisión de los preparativos de la cruz.
La cruz que se rompió
En la colonia Guadalupe del Moral, en Iztapalapa, se encuentra el taller Carpi Juárez y es donde reposa la monumental cruz de 6 metros, que espera ser usada el Viernes Santo. El ensamble es de
la mejor calidad, cuenta su creador, “uso madera de pino y la dejó secar por tres meses, desde enero, para que esté más fuerte y resistente ese día”.
A pesar del cuidado que le tiene a sus creaciones, el ex banderillero recuerda que en 1995 el brazo izquierdo de la cruz que utilizó el actor de aquel año se quebró, debido a que se le hicieron
unas “modificaciones” sin su permiso.
“Yo no estaba en el taller porque estaba arreglando unos pendientes personales, vino el chavo que haría el papel de Jesús y le pidió a mis trabajadores que si le podían rebajar un poco a la cruz,
para que no estuviera tan pesada, entonces en la segunda caída, el actor la deja caer y la madera no aguantó el peso y se rompió.
“Lo bueno fue que cuando pasó eso, la peregrinación iba pasando por la casa del Jesús del año anterior, de inmediato sacó su cruz que utilizó en esa edición y se la prestó al muchacho para que
siguiera su camino y no se acabara la celebración”, recuerda el carpintero.
(DAVID RODRÍGUEZ | MÁS POR MÁS)