Veo su espalda y pienso en la tortura que será ponerse una playera el viernes por la tarde.
Como si fuera actor de telenovelas, Jesús Flores Domínguez sonríe tímido a las cámaras.
Para poder hablar con él sobre su vida y su pasión, hay que hacer fila.
Esta semana será casi como un rockstar, será “El Jesús de Iztapalapa”.
Sus brazos están marcados por el ejercicio físico.
Jesús es mecánico, tiene 22 años y no tiene novia, me dice al inicio de la entrevista.
Mientras me cuenta como se prepara para el protagónico de la representación de Semana Santa, yo sigo pensando en los 28 grados centígrados que el Meteorológico pronostica, martirizarán a los “actores” de Iztapalapa durante los 3.4 kilómetros que dura el recorrido “santo”.
EL CORREDOR DE ORIENTE
Es oriundo de los ocho barrios que conforman a la demarcación y no tiene novia, exigencia del Comité Organizador para no distraerse.
La fe y creencia para interpretar el papel de Jesucristo en el “Viacrucis” es básico para llenar esa actuación, sin embargo, la preparación física es el complemento para aguantar la subida al cerro, el mismo donde hace unos meses, la Procuraduría detuvo a unos supuestos perros salvajes que estaban involucrados en homicidios en la zona.
“La preparación física duró por lo menos 50 días, estuve yendo a correr de lunes a viernes al Cerro de la Estrella a las 15:30 horas, hice un recorrido de dos kilómetros con la cruz que pesa 75 kilos, que esa es de entrenamiento, posteriormente corríamos cuatro kilómetros y los otros dos días de la semana cargaba un tronco de 35 kilos en los alrededores del Cerro de la Estrella”, cuenta.
JESUCRISTO SUPERESTRELLA
El joven mecánico es reconocido por las calles de Iztapalapa e incluso ha recibido saludos por parte de personas que lo ubican en el Metro o camiones fuera de su lugar de residencia, pero reconoció que esta interpretación no la aprovecha para sentirse más que sus compañeros.
“Yo soy mecánico y nunca he tratado de ser más o de aprovecharme de este papel que tengo, siempre mantengo el respeto hacia los demás y a las circunstancias”, me dice.
“Sí hay momentos en que llegas a adentrarte más en el papel, me ha pasado durante el ensayo en la segunda caída, cuando es el encuentro con la madre, ahí te das cuenta de todo lo que tienes en vida, desafortunadamente cuando ya no tienes a esas personas tratas de hacer y revivir a esos seres queridos y es ahí cuando te lamentas”.
(DAVID RODRÍGUEZ | MÁS POR MÁS)