1)
Como todos los chilangos, yo también soy un crack sobre la cancha. Digamos que patear un balón es para mí como si fuera un sexto sentido. Eso, sin embargo, sólo ha ocurrido algunas noches, mientras duermo. De día, pareciera que me faltan dedos en los pies. Esta sería una razón suficiente para que el fútbol no me interese, pero dejé de seguirle la pista cuando, después de la secundaria, leí y entendí ciertas cosas. Comprendí, por ejemplo, que las televisoras depredadoras habían corrompido este deporte. Y supe que mientras Televisa y TV Azteca sirvieran al poder, México no saldría del subdesarrollo. Seguro has de estar pensando: “este bato está frustrado y amargado; hasta pejista ha de ser”. Y como no soy quién para contradecirte, sólo me resta respetar tus gustos y a tu equipo favorito.
2)
El domingo, después de muchos años, decidí que iba a mirar el partido entre el América y Cruz Azul. O sea: Televisa contra TV Azteca. Lo hice porque el excuñado de mi roomie juega con el América. Al minuto 14, sin embargo, lo expulsaron y yo ya no supe si debería seguir pegado al televisor. El lunes por la mañana, Jesús Molina habló con mi roomie. Creo que publicará algo sobre el americanista. Por lo que me ha contado, Molina es la prueba de que las fábulas todavía existen.
3)
Cuando vi a Emilio Azcárraga descamisado comprobé que el ridículo siempre le resta puntos a la victoria.
4)
Vivir a unas cuadras del Ángel de la Independencia tiene sus ventajas. Pero hay veces, como el domingo por la noche, que me pregunto por qué no me fui a rentar a otro lado. Desde que ganó el América, los cláxones comenzaron a sonar y la gente salió hasta de las coladeras. Los americanistas se divirtieron, se empedaron, se pelearon y, por allá de las tres de la mañana, se marcharon. Ganas no me faltaron para insultarlos, pero los hinchas son necesarios en este deporte, porque de lo contrario sería como bailar sin música.
5)
Prefiero “ver” el fútbol a través de los textos de Juan Villoro, Martín Caparrós, Eduardo Galeano y Santiago Segurola. El Perro Bermúdez, Martinoli y anexas deberían leerlos.
6)
El escritor Fabrizio Mejía acaba de publicar una novela: Nación TV. Sí, trata de Televisa y su sucia manera de hacer televisión. Amigos americanistas: péguenle un diente, no se arrepentirán.
7)
De niño le fui al América. Recuerdo las peleas que había cada lunes con mis compañeros de secundaria. Ellos siguen siendo fanáticos de las Chivas y se emborrachan, ganen o pierdan. Yo sólo lloro cuando derrotan a los Acereros de Pittsburgh.
*Estudió comunicación en la UNAM. Ha colaborado en Reforma, Milenio y El Universal y el semanario Emeequis. Es tres veces Premio Nacional de Periodismo en Crónica. Autor de Gumaro de Dios, el caníbal, Placa 36, Entre Perros y El más buscado.
(ALEJANDRO ALMAZAN)