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Quienes cobran del erario en la “ciudad donde gobierna la izquierda” le niegan a sus habitantes la posibilidad de dar fácil seguimiento a su situación patrimonial. La postura asumida por los gobernantes capitalinos suscita varias interrogantes. Sobre todo porque, aún con los defectos ya mencionados por muchos comentaristas, hasta el gobierno federal hizo más a la hora de dar a conocer las declaraciones patrimoniales del presidente Enrique Peña Nieto y sus principales colaboradores.
¿Qué clase de temores pueden tener los jóvenes delegados Víctor Hugo Romo (Miguel Hidalgo), Leticia Quezada (Magdalena Contreras), Jesús Valencia (Iztapalapa), por ejemplo, de que se sepa lo que han logrado acumular en lo que va de su carrera política? ¿De plano se sienten vulnerables por el patrimonio acumulado en tan poco tiempo? (No menciono a Mauricio Toledo –Coyoacán– porque me pareció patético que en medio de su escándalo por una acusación en torno a una presunta extorsión, ofreció el martes dar a conocer su declaración, como una manera más de desviar la atención de lo que se le reclama, en fin).
Y más allá de los perredistas, de cara a la historia de antiguos panistas el delegado Jorge Romero (Benito Juárez), y frente a lo que hizo el gabinete de Peña Nieto, Adrián Ruvalcaba (Cuajimalpa), también quedan en deuda.
Ser de izquierda debería significar, entre otras muchas cosas, un compromiso máximo con la transparencia, moderna batalla luego de que otros derechos se han ido –más o menos– conquistando. Me sorprende que incluso la delegada Maricela Contreras (Tlalpan), quien organizó en enero un interesante homenaje a Arnoldo Martínez Verdugo, haya decidido no abrir su declaración. ¿Celebrar a los fundadores de la lucha de la izquierda no debería estar acompañado de toda la transparencia?
En el gobierno de Miguel Ángel Mancera sólo la encargada de Cultura, Lucía García Noriega, abrió su información. Aunque el propio jefe de gobierno dijo que fue por cuestiones de seguridad que decidió limitar la publicación, no comprendo qué ganan con el ocultamiento personajes que se dicen de izquierda como Carlos Navarrete (secretario del Trabajo), Édgar Amador (Finanzas), Mara Robles (Educación) y Rosa Icela Rodríguez (Desarrollo Social). ¿Será que constituyen un “red-set” y no quieren que lo sepamos? ¿Cuáles serán sus razones de “izquierda” para esta decisión? Vaya con la moderna izquierda de la capital.
¡Anímate y opina!
*Periodista, colaborador de El País, columnista en La Razón y sinembargo.mx
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(Salvador Camarena)