La falta de empleo y la situación económica crítica del país tiene como consecuencia que el trabajador doméstico o del hogar, se vuelva casi invisible y acorralado bajo una serie de condiciones laborales deplorables que lo dejan desprotegido y vulnerable.
El trabajador del hogar sufre diversos problemas, el principal podría ser el exceso de trabajo y la escasez de sueldo; de igual forma la discriminación hacia este sector laboral de la población en la Ciudad de México es del 42%, influyendo así la apariencia, edad, condición socioeconómica, pertenencia étnica y orientación sexual.
En junio de 2011, la Conferencia General de la Organización Internacional del Trabajo adoptó el Convenio 189 sobre el Trabajo Decente para las Trabajadores y los Trabajadores Domésticos y la Recomendación 201 sobre la normativa para la promoción y protecciones a los derechos humanos de los millones de trabajadores del hogar que existen en el país.
El Convenio 189 garantiza la protección laboral mínima y las condiciones de igualdad que deben tener los trabajadores del hogar.
Incluye el respeto de los principios y derechos fundamentales en el trabajo, entre otras, la libertad de asociación, la libertad sindical y el reconocimiento efectivo del derecho de negociación colectiva, la eliminación de todas las formas de trabajo forzoso u obligatorio, la abolición efectiva del trabajo infantil y, la eliminación de la discriminación en materia de empleo y ocupación.
En tanto, el el Centro de Apoyo y Capacitación para Empleadas del Hogar (CACEH) llamó a valorar esta actividad, socialmente y en la política pública, ya que sólo de este modo “se valorará la labor de quienes se dedican al trabajo doméstico remunerado”.
Marcelina Bautista, presidenta de la asociación civil CACEH, indicó que para que se respeten los derechos humanos laborales de las empleadas del hogar es preciso reivindicar esta ocupación, la cual aporta 21 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) nacional, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
En México existen 2.3 millones de personas ocupadas en el trabajo doméstico remunerado, de las cuales 9 de cada 10 son mujeres, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo de 2012.
Las trabajadoras del hogar representan el 11.3 por ciento del total de las mujeres que participa en el mercado laboral. La mayoría de ellas se ocupa en condiciones precarias, con bajos salarios, sin prestaciones sociales, y en riesgo constante de sufrir maltrato y humillaciones, denunció Bautista.
Un ejemplo del deterioro de sus condiciones de trabajo, es que de los más 2 millones de trabajadoras del hogar, sólo 1.9 por ciento cuenta con un contrato escrito.
Más de la mitad de las empleadas labora cinco o seis días a la semana, pero su remuneración es “muy baja”. Una tercera parte de ellas (cerca de 379 mil) apenas percibe un salario mínimo, mientras que 4 de cada 10 trabajadoras (alrededor de 849 mil) recibe entre uno y dos salarios mínimos. Y sólo el 3.7 por ciento de quienes se ocupan en el sector gana más de tres salarios mínimos.
“El trabajo doméstico es aislado y prácticamente invisible, esto facilita la desprotección de las empleadas del hogar”, añadió la presidenta de CACEH.
(Jorge Cordero)