El barullo se escucha a lo lejos, por donde se mezclan las banderas blancas y amarillas. De pronto sube el volumen. No es para menos: las personas ahí reunidas piensan que ha llegado Dione Anguiano, la jefa delegacional electa en Iztapalapa (y quien cuenta con la mayor porra en la calle Donceles). Se agitan las pancartas y se grita con fuerza el nombre de la perredista. Pero la mujer que se acerca a saludarlos no es Dione, es María Antonieta Hidalgo, su compañera de partido y homóloga en la delegación Álvaro Obregón.
Desde antes de entrar a la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF), entre los cornetazos y alaridos que se escuchan todavía en la ‘pasarela’, Hidalgo promete trabajar en servicios públicos y en la seguridad, que, asegura, son los problemas que más aquejan a su demarcación, donde estará al frente de la administración delegacional durante los próximos tres años.
Un poco más adelante, una mujer alienta a sus compañeros con un altavoz y entonces comienzan a gritar “Lobo, Lobo”, a favor del jefe delegacional electo en Gustavo A. Madero, Víctor Hugo Lobo Román. “¡A llorar y a temblar porque ya llegó Lobo! Auuuu”, arenga la señora.
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Cuando llega, Claudia Sheinbaum, electa como jefa delegacional en Tlalpan por el partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), se queja: “No hay computadoras en el edificio delegacional, ni siquiera sillas para trabajar, y todo está sucio”. Lo mismo acusa al arribar a la Asamblea el delegado de Tláhuac, Rigoberto Salgado, también de Morena, quien ve como principal reto sacar del abandono a dicha demarcación. “Son nueve años de robo y saqueo. Gran parte del suelo de conservación ha sido invadido”, dice.
A la llegada de Lobo, vuelven a subir los decibeles de la porra. Él los saluda en ambos lados de la calle, aunque las banderas sean de Dione. Sobre los polémicos resultados de su elección en Gustavo A. Madero, responde haciendo un llamado a la unidad y le dice a los demás delegados: “Vamos a medirnos”.
Le sigue en esa fila para ser abordado por los reporteros el jefe delegacional electo en Cuajimalpa, Miguel Ángel Salazar Martínez. El funcionario asegura que el tema que más le interesa es el de movilidad para esa zona de la capital.
Poco después llega el panista Christian von Roehrich, jefe delegacional electo en Benito Juárez. Se para sobre una coladera y dice que tiene cinco ejes para bajar índices delictivos y hacer de esta demarcación la de mejor calidad de vida. El tufo de la alcantarilla se percibe mientras le preguntan por la colocación de parquímetros en esa delegación. Contesta que “no se va a colocar un parquímetro más sino no se hace antes una consulta ciudadana”. Y luego, sentencia: “El Gobierno del Distrito Federal no sirve, es un modelo caduco”.
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Las cámaras y los micrófonos se van con Mauricio López, dirigente del PRI en la capital del país. Ha dejado solo a quienes lo acompañaban –o él acompañaba–: el jefe delegacional electo en Milpa Alta, Jorge Alvarado, del tricolor, y la diputada Mariana Moguel, hija de Rosario Robles. “Seremos oposición inteligente”, afirma López. Prácticamente igual de inadvertido, llega el delegado en Xochimilco, Avelino Méndez, de Morena.
Luego es la panista Xóchitl Gálvez quien roba la atención. Promete dejar sin baches a la Miguel Hidalgo y acabar con la corrupción en esa delegación. Después de tomarse una ‘selfie’ en las escalinatas de la ALDF, una mujer se cae en el primer escalón de la entrada al recinto. La llevan al servicio médico.
Al último, arriba Dione Anguiano, la perredista que ganó en Iztapalapa. Dista mucho en tiempo de su homólogo Ricardo Monreal (Morena), electo en Cuauhtémoc y quien ‘madrugó’ a los reporteros desde su llegada, una hora antes de la cita, al recinto legislativo. Aún así, la delegada electa se toma su tiempo para tomarse fotos con su enorme porra y atender a los reporteros. Sobre la impugnación de Clara Brugada, su contendiente en la pasada elección, es, válgase la redundancia, clara: “El proceso electoral ha quedado atrás” y llamó a trabajar en unidad.
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Apenas llega Anguiano a la sala donde están reunidos los futuros jefes delegacionales, salen todos para ir hacia el pleno de la Asamblea. Ahí escuchan los posicionamientos de las distintas fuerzas partidistas que la integran. “La suerte esté con ustedes, señores delegados”, parece bendecirlos el diputado Juan Gabriel Corchado, del Partido Nueva Alianza.
Cuando toca el turno de la diputada Beatriz Rojas, de Morena, los ánimos se encienden y en el primer piso del recinto hay conatos de riña entre elementos de seguridad y seguidores de Morena que muestran unas pancartas en protesta por el “fraude” electoral que, aseguran, dio el triunfo al PRD en Gustavo A. Madero, Venustiano Carranza, Iztapalapa y Coyoacán.
Todos juran respetar la Constitución y las leyes durante el tiempo que estarán en sus cargos. Ricardo Monreal hace lo propio, pero se va el sonido del micrófono. Su homólogo y compañero partidista en Azcapotzalco, Pablo Moctezuma Barragán, abandona el recinto mientras toman posesión de sus cargos los perredistas. Tampoco es de los que haya acaparado mucho los micrófonos y las cámaras: apenas una lo sigue cuando toma el metro en Bellas Artes.
(Fotos: MxM y Cuartoscuro)
