Es un desafío que muchas personas de todas las edades y estratos sociales enfrentan en la CDMX y en todo el mundo y a pesar de lo que pueda creerse, este problema no es un enigma insuperable
¿Alguna vez has sentido que estás rodeadx de personas pero aún así te sientes muy solx? ¿Has notado que la vida en línea y en redes sociales a menudo no llena la sensación de vacío sino que incluso la acrecienta? Sentirse sola o solo en la era de la hiperconexión es un fenómeno de lo más usual que ha interesado a muchos psicólogos y terapeutas, y navegar por esta experiencia requiere que sea de una manera comprensiva y cuidadosa contigo.
En un mundo cada vez más conectado digitalmente, la soledad se ha convertido en una epidemia silenciosa que afecta a millones de personas en todo el mundo, incluyendo en la Ciudad de México y sin importar a qué grupo etario pertenezcan. La soledad contemporánea es mucho más que la mera ausencia de compañía, es un problema de salud pública que puede tener graves consecuencias para la salud y las relaciones sociales.
En una ciudad tan bulliciosa y llena de vida como ésta, la soledad puede parecer paradójica. Sin embargo, la hiperconexión digital a menudo se traduce en una desconexión emocional: las personas pueden estar rodeadas de multitudes físicas y virtuales y, al mismo tiempo, sentirse profundamente solitarias y poco comprendidas.
La falta de interacciones humanas significativas y auténticas es uno de los mayores desafíos. Esto no es simplemente una experiencia emocional incómoda; es un problema de salud que puede desencadenar otros padecimientos a nivel psicológico como la inseguridad, la ansiedad y la depresión; también, la soledad crónica se ha relacionado con un mayor riesgo de estas enfermedades, además, puede tener un impacto negativo en la salud física, aumentando el riesgo de enfermedades cardiovasculares debido al estrés que muchas veces desencadena al generar sentimientos de inutilidad, aislamiento o rechazo.
Por otro lado, la depresión puede aumentar la sensación de soledad al dificultar la conexión con los demás y eso convertirse gradualmente en un círculo vicioso que requiere intervención temprana y un apoyo social sólido y compasivo. Esta problemática es un desafío que no se puede subestimar y aquí, como en todo el resto del mundo, es importante abordarlo con empatía, comprensión y mucho diálogo; al hacerlo, podemos trabajar juntos para construir una sociedad más conectada, saludable y emocionalmente equilibrada.
¿Cómo se atiende la soledad?
Enfrentar la soledad en la época contemporánea que aparenta ser la más hiperconectada de todas, es un reto comunitario que requiere un esfuerzo conjunto entre la sociedad y cada individuo. Participar en actividades presenciales, reunirse con amigos y familiares y forjar relaciones significativas son pasos importantes para combatir la soledad.
Por supuesto, comenzar a hablar de ello es muy importante pero, sobre todo, saber escuchar y no juzgar a quien nos comparte sus sentimientos al respecto. La terapia y el acompañamiento psicológico son la mejor alternativa para aquellos que experimentan soledad crónica o que la perciben como un probable síntoma de la depresión, y viceversa.
También, una medida muy útil es aprender a establecer límites en el tiempo que pasamos en línea para mejor poder enfocarnos en conexiones frente a frente que pueden ayudar a equilibrar la hiperconexión digital y fomentar la convivencia y la empatía. Hay que recordar que la información sobre los riesgos de la soledad y la importancia de las relaciones sociales ayuda a reducir el estigma que rodea a este problema.