Las escuelas primarias, secundarias y bachilleratos públicos en la colonia Guerrero se han convertido en un foco rojo de consumo de drogas, aseguró el director de Seguridad Pública en la delegación Cuauhtémoc, Raúl Nieto.
Desde el año pasado se implementan en la demarcación acciones para prevenir delitos en las escuelas y gracias a ello se han detectado las zonas donde los alumnos corren mayor riesgo.
Algunas de las medidas de la delegación han sido colocar patrullas para que ronden los planteles escolares a la hora de entrada y salida escolar y revisar las mochilas de los alumnos.
“Buscamos evitar accidentes por si trajeran armas o prevenir el delito si encontramos algún tipo de droga o estupefaciente”, aseguró Nieto en entrevista con MÁSPORMÁS.
Cualquier revisión debe ser en presencia de autoridades escolares, en la mayoría de los casos maestros, tal como se estableció en el protocolo elaborado por la Secretaría de Seguridad Pública del DF.
“Por reglamento en los planteles educativos está prohibido portar navajas, celulares, barniz de uñas por las acetonas que pueden ser inhalables, drogas y armas de fuego”, explicó el encargado de seguridad en Cuauhtémoc.
En las escuelas de la Guerrero, donde los alumnos a partir de cuarto de primaria son inspeccionados una vez al mes, es donde mayor número de armas blancas y marihuana se ha encontrado, “incluso detectamos señales de narcomenudeo”, afirmó Nieto.
A la fecha se han revisado, en toda la delegación Cuauhtémoc, 10 mil 797 alumnos en 45 primarias y 32 mil 590 estudiantes desde secundaria hasta de licenciatura.
Las acciones son obligatorias en las escuelas públicas pero también pueden llevarse a las escuelas privadas que así lo soliciten.
A las escuelas de la colonia Guerrero les siguen las de las colonias Atlampa y Roma.
DESINTEGRACIÓN FAMILIAR, LA CLAVE
Raúl Nieto explica que la mayoría de los alumnos con problemas de consumo de drogas vienen de un ambiente de desintegración familiar, donde incluso los padres se dedican al narcomenudeo.
“Los nacromenudistas usan a los alumnos para entrar a los planteles”, por lo que cuando se detecta un estudiante involucrado, lo primero que se intenta es un programa de rehabilitación y seguirle la pista para encontrar el inicio de la cadena de la venta de droga.
Sin embargo, la cadena se rompe “cuando los padres de familia que seguramente están involucrados deciden sacar a los jóvenes del plantel”, lamentó Nieto.