¿A ustedes les ha pasado lo mismo? Están en un crucero, tienen el derecho de paso pero un auto que está dando la vuelta casi los atropella. El automovilista, por cierto, les mienta la madre y ustedes se quedan con el susto y el coraje, en medio de la calle.
Resulta que los peatones tenemos derechos. El reglamento de tránsito del Distrito Federal nos pone por encima de bicicletas, taxis, autobuses, coches y el resto de formas de transporte (incluyendo peseros ¿eh? Sí tú, microbús de porquería ¿me escuchas?).
Recientemente también he descubierto que existen numerosas organizaciones que los defienden. Tomen, por ejemplo, la página de Facebook de La banqueta se respeta, una herramienta de protesta contra los automóviles y otros objetos que se estacionan en la banqueta impidiendo la circulación de las personas. Allí, por ejemplo, una usuaria compartió la foto de un anuncio que literalmente ocupa todo el ancho del camino. Genial. A lo mejor no sirve de mucho, pero el desahogo es mejor que nada.
El Movimiento de Defensa Peatonal también tiene su página en Facebook. Se dedican a generar conciencia entre la población sobre los derechos de los que andamos a pie y publica información de interés general.
Luego está Peatónito: según su página es un luchador enmascarado que defiende a los chilangos de los autos y de la pésima infraestructura peatonal. Un video muestra a un chico que recibe una llamada de alerta; se cambia en un baño público y sale como Peatónito, con su máscara y capa negras. Su misión: observar el fenómeno de los microbuses que se han convertido en un problema para los usuarios y los peatones. Peatónito sanciona al chofer de un microbús que baja a la mitad de la calle a un pasajero. En esta página, nos enteramos que Peatónito ha sido, incluso, motivo de un reportaje del Wall Street Journal.
O miren la página de México Camina, una red de ciudadanos que busca incidir en las políticas públicas para eliminar las barreras que limitan las actividades de los peatones. En su página hay un artículo sobre uno de los absurdos peatonales más grandes de la ciudad, la incapacidad de poder cruzar sobre Reforma, cuando se quiere conectar del bosque de Chapultepec con la horrorosa y costosa Estela de Luz.
Hay muchas más organizaciones. La moraleja es ésta: la gente se ha puesto las pilas y por medio de las redes sociales están dando a los peatones herramientas para hacer algo más que quedarte parado en medio de la calle, luego de que estuvieron a punto de atropellarte.
¡Anímate y opina!
* Guillermo Osorno es director de la revista Gatopardo y cronista de la ciudad. Fue director de la revista dF y compilador de los libros ¿En qué cabeza cabe? (Mapas, 2004) y Crónicas de otro planeta (Random House, 2008). Es egresado de la escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia y profesor de periodismo narrativo en la maestría de periodismo y asuntos públicos del CIDE.