¿OTRA CASA?
Contamos con fuertes indicios de que los integrantes de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal se han cansado de trabajar en edificios poco funcionales que ni propiedad del órgano son.
El Presidente de la Comisión de Gobierno, Manuel Granados, ve con buenos ojos que se deje de pagar renta de inmuebles, como el ubicado en la Calle Gante, que debido a la inclinación que presenta parece “la cabaña del tío chueco”.
En tal virtud, los diputados locales van por el edificio del Senado de la República que se encuentra en Donceles.
Las negociaciones ya se encuentran avanzadas, pero los federales no quieren bajar un centavo de los 60 millones de pesos en que tasaron el emblemático edificio.
MARTHITA.
Hay más que fuertes indicios de que Martha Sahagún de Fox tomó ayer por sorpresa al Gobierno de Miguel Ángel Mancera.
La ex primera dama del país llegó hasta el Museo de la Ciudad de México, donde se presentó al Consejo Consultivo de la empresa paraestatal Calidad, Vida, Progreso y Desarrollo.
Y aunque el mandatario local no hizo una sola mención de la Señora Martha, ésta muy oronda se sentó en primera fila codo a codo con el Presidente del Tribunal Superior de Justicia, Edgar Elías Azar.
La panista que alguna vez soñó con lanzar su candidatura a la Presidencia de la República pudo al final del evento tomarse una fotografía con el mandatario capitalino, quien no rehuyó el encuentro.
A la gráfica también se coló el cantante Pedro Fernández… aquél que interpreta “la de la mochila azul”.
ANARQUÍA.
Y a propósito de azules, surgen fuertes indicios de que los fanáticos del fútbol en México ya están hartos de los abusos de los revendedores.
Ayer miles de aficionados se marcharon desilusionados de las inmediaciones del estadio del Cruz Azul al enterarse de que en taquilla ya no había boletos para el primer partido de la final de fútbol que se disputará este jueves.
En medio de la rechifla generalizada aparecieron los infaltables revendedores con costos exhorbitantes para aquellos acostumbrados a no pagar más de 500 pesos por la entrada más cara.
Hasta en cuatro mil pesos se vendió un boleto, lo que desató la furia de los aficionados que arremetieron contra algunos de los abusivos traficantes.
La Policía local de nueva cuenta fue rebasada: solamente pudo detener a 22 revendedores.
¿Hasta cuándo se pondrá orden en esas transacciones? ¿Qué hará al respecto el Instituto de Verificación Administrativa que encabeza Meyer Klip?