Este domingo comienza el horario de verano y la indignación, para muchos, porque les han robado una hora de su día, de sueño, de su vida, les provoca un desajuste total, aunque sea sólo una hora. Este proceso es natural porque afecta tanto física como psicológicamente, explica Guadalupe Terán, especialista en medicina del sueño de la Clínica de Trastornos del Sueño de la UAM Iztapalapa. “El proceso de sincronización del horario de sueño está relacionado con los cambios de los usos horarios. Tenemos un ciclo que dura al rededor de un día; dentro de él, cuando el cerebro recibe estimulación luminosa, activa el reloj biológico, que indica que cuando hay luz debemos estar despiertos y cuando no, descansar”, dijo Terán. Con la vida moderna, este reloj cambia porque ya no estamos tan apegados a él. Sin embargo, cuando hay un cambio rápido de usos horarios, por ejemplo al viajar o al tener este horario de verano, nuestro reloj biológico se desincroniza y hay dificultad para dormir y despertar. La hora perdida La experta dice que por cada hora de sueño de desajuste, el cuerpo tarda 12 horas en recuperase y adaptarse al cambio, “hay unos más sensibles, que les toma hasta dos días”. Una razón más lógica por la que nos cuesta tanto asumir el horario de verano que el de invierno es porque al despertar no hay luz y en octubre sí, así que ya sentimos que el día ha comenzado. Para tomarlo bien Las recomendaciones que da la especialista para que no nos afecte el horario de verano: Ajustar el reloj desde el sábado para despertar el domingo con el nuevo horario. Evitar la fiesta esa noche. No consumir bebidas con teína o cafeína y chocolates. Evitar hacer ejercicio de noche. Cenar ligero dos horas antes de dormir. No usar el celular, tablets o computadoras media hora antes de dormir. No predisponerse al cambio, olvidarse de que han quitado una hora. Hacer un esfuerzo por tener horarios estables de sueño. Hacer un poco de ejercicio en la mañana con luz natural. Tener un ritual que prepare nuestro sueño (desmaquillarse, leer, oír música).
(CRISTINA SALMERÓN | MÁS POR MÁS)