El hombre tiene la pierna rota pero aparentemente no siente nada. Está sentado en la cortina cerrada de un local en la esquina de cinco de febrero y Regina. Sus ojos apretados dificultan adivinar la edad de aquel rostro tostado por el sol.
Su pierna izquierda parece el tronco de un árbol: gruesa y deforme. La ondulación en su espinilla indica una fractura desatendida y la cabeza del hombre recargada hacia atrás en la cortina de metal revela que no tiene ninguna prisa por correr al doctor.
Se calcula que más de 4 mil personas viven en las calles de la Ciudad de México. Se calcula porque en su mayoría son poblaciones nómadas, sin papeles, que son difíciles de censar.
Rubén Fuentes, el director general del Instituto de Asistencia e Integración Social (IASIS), estima este número con base en algunos conteos de la Comisión de Derechos Humanos capitalina o de las distintas delegaciones.
También expone, gracias a su experiencia en albergues y brigadas, que más del 90% de los hombres y mujeres que habitan plazas públicas, bajopuentes, edificios o coches abandonados, tienen problemas de adicción al alcohol o alguna droga.
Tampoco se sabe con exactitud cómo fue que estas personas acabaron durmiendo al aire libre. El Consejo para Prevenir la Discriminación (Copred) asegura que “son parte del fenómeno de pobreza extrema de las ciudades”, aunque no descarta el origen del problema en vínculos familiares quebrados.
“Hay adultos mayores que llegaron a la calle porque ya no les quedó de otra; hay gente que viene de los estados buscando una vida mejor, no la encuentra y se queda en la calle y hay gente que está en la calle porque en su casa es más violento el asunto, esa gente es la que a veces se va por la vía más fácil que es la droga”, agrega Alejandro Fernández, jefe delegacional en Cuauhtémoc, la demarcación con mayor número de personas en situación de calle.
Para tener una idea real de este problema social, dice Fuentes, se tendría que hacer un censo al mismo tiempo en toda la ciudad, en el que participen antropólogos, psicólogos y otros expertos. Se necesita crear una cartilla única con fotografía y contexto de la persona.
Las poblaciones de calle no son responsabilidad de ningún órgano de gobierno. Aunque muchas secretarías de Estado apoyan a estas poblaciones con acciones temporales, ninguna tiene un programa permanente con el que se comprometa a ayudar en su rehabilitación, apunta el director del IASIS.
Redes de sobrevivencia.
Vivir en la calle no implica estar solo. En las ciudades, según Copred, se han desarrollado grupos sociales que habitan el espacio público y comparten redes de sobrevivencia.
El conteo Tú también cuentas 2011-2012 elaborado por la CDHDF indica que hay población callejera en todas las delegaciones de la ciudad.
Martín Pérez Montañez, encargado de la oficina de Enlace del Área de Atención a Población en Situación de Calle, informa que hay 80 grupos callejeros detectados por la autoridad.
Los principales están en la calle Artículo 123, la plazuela Epopeya de los Sismos en Reforma, el Panteón de San Fernando y la zona de Garibaldi.
A pesar de que tanto la delegación como el IASIS hacen brigadas y recorridos periódicos para invitar a las personas a los albergues, no pueden obligarlos a dejar la calle.
“No tengo las facultades de decirle “vente, te voy a meter en una granja para rehabilitarte”. No hay ningún marco constitucional o legal que nos obligue a llevárnoslos, lo que sí puedes hacer es llevarlo al juzgado cívico por drogarse en la calle. Lo hemos hecho pero ahí vienen las organizaciones sociales que ya están extra-limitadas porque más que cuidarlos se dedican a lucrar con esa pobreza”, dice el delegado en Cuauhtémoc, Alejandro Fernández.
El IASIS, cuenta Rubén Fuentes, recibe llamadas varias veces a la semana, tanto de particulares como de autoridades, para pedirles que “retiren” alguna persona en estas condiciones de la banqueta o de algún lugar público.
“La figura retirar no existe, para empezar. No los podemos forzar, no hay ninguna autoridad en la ciudad de México que pueda forzar a forzar a la gente a dejar la calle. Lo que sí podemos hacer es convencerlos de ir a uno de los albergues del IASIS, donde se busca su rehabilitación y se les apoya a readaptarse a la sociedad”, afirma.
ALBERGUES
El gobierno capitalino administra 10 espacios donde los indigentes reciben atención, pueden comer, dormir y bañarse. Algunos de estos lugares se ubican en:
Atlampa: Destinado a hombres con alguna discapacidad, actualmente residen 119 personas.
Cuemanco- Hombres con problemas psiquiátricos y físicos graves a consecuencia de sus años en la calle. Serían pacientes de un hospital psiquiátrico. Hay 287. Toman medicamentos controlados.
Plaza del estudiante- Es el primer filtro. Toda la gente de la calle que acepta la asistencia pasa por ahí primero. Es transitorio. Actualmente hay 997 personas pero sólo 198 duermen ahí.
Azcapotzalco- destinado a los niños que llegan ahí por órdenes de la PGJDF porque están en medio de algún conflicto jurídico o de violencia. Actualmente residen 30 niños.