Fotografía cortesía
Científicos alertan sobre la sorprendente ‘pérdida’ de un inmenso trozo de hielo en la Antártida, con dimensiones comparables al territorio de varios estados estadounidenses, este evento climático ha dejado perplejos a los expertos.
El continente antártico, completamente cubierto de hielo, experimenta ciclos de cambio climático anualmente. Sin embargo, este año los científicos se han alarmado por la desaparición de una extensión de hielo gigantesca, aproximadamente del tamaño de Argentina. Datos del Centro Nacional de Datos de Hielo y Nieve (NSIDC) estiman que este segmento de hielo perdido representa unos 1.6 millones de kilómetros cuadrados.
Las mediciones del nivel de hielo en la región han mostrado fluctuaciones históricas en las últimas décadas, y en la actualidad, se encuentran en el punto más bajo registrado. En julio, el hielo marino antártico estaba 2.6 millones de kilómetros cuadrados por debajo del promedio registrado entre 1981 y 2010.
El aumento del nivel del mar debido al calentamiento global ha sido notable desde 2016, impulsado en parte por fuertes vientos occidentales que contribuyen al aumento de la temperatura. Este fenómeno ha llevado al nivel del hielo antártico a descender a 1.79 millones de kilómetros cuadrados en febrero, según informes de CNN.
Ted Scambos, glaciólogo de la Universidad de Colorado, explicó que las temperaturas oceánicas más cálidas al norte del límite del Océano Antártico se mezclan con las aguas que normalmente están aisladas del resto de los océanos del mundo, lo que contribuye a este preocupante fenómeno.
Aunque la disminución en el hielo no provoca un aumento directo en el nivel del mar, sí afecta gravemente a las especies marinas que dependen de este frágil ambiente. Criaturas como el krill, esencial para la alimentación de ballenas y pingüinos que encuentran en los icebergs su hábitat, se ven amenazadas por esta transformación.
Además, el hielo actúa como un espejo que refleja la radiación solar, pero su reducción conduce a una mayor absorción de la luz solar por el agua, contribuyendo al aumento de la temperatura global. Es un recordatorio más del impacto del cambio climático en uno de los lugares más remotos y frágiles de nuestro planeta.
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