En la puerta de entrada a las oficinas de Casa Tropical, en una cerrada de la colonia Obrera, se lee pintado en gis: “belleza conquistada”, en francés. No es la primera vez que el diseñador Héctor Galván coloniza alguna zona de la ciudad con su estética, pero acá, en esta zona de bodegas dilapidadas, a unas cuadras del centro de la ciudad, la empresa parece más ambiciosa.
Y lo es. Ahora Galván quiere hacernos recuperar nuestra autoestima sobajada por tanta violencia. La historia es así: hace algunos años lanzó una línea de objetos inspirados en figuras bélicas como granadas y bombas, una forma irónica de guerrilla estética. Las quiso hacer de chocolate porque, antes de las drogas, es el producto mexicano más exitoso en el mundo. Pronto se dio cuenta de que no había ni una sola cobertura mexicana. Todo lo tenía que importar.
Galván comenzó una investigación sobre la producción de cacao y viajó por los ríos Usumacinta y el Grijalba hasta dar con magníficas plantaciones en Tabasco y Chiapas. Casa Tropical nació de la necesidad de dar salida a este cacao que no tenía lugar comercial en México.
Héctor creó tres coberturas; Carmelo1 (C1), Uranga (UR) y Real Xoconsuco (RX).Algunos de los restaurantes más innovadores de la ciudad, como Pujol, Delirion (la tienda de Mónica Patiño), Máximo Bistró y la Panería han adoptado los chocolates de Galván para le venta o como ingredientes. Esos chocolates comenzaron a recibir condecoraciones en el extranjero y Galván los ha estado colocando en algunos de los mejores restaurantes del mundo.
Galván me extendió un vasito como de tequila con chocolate Carmelo 1 y agua. Me dijo: “es el chocolate más frutal del mundo”. Y yo, que soy de los escépticos que nunca encuentra una nota de vainilla en un mezcal, juro que si era algo muy extravagante y solar, tal como me dijo Héctor.
Para saber más de este proyecto está la página oficial de La Casa Tropical.
(GUILLERMO OSORNO)