La Ciudad de México es gobernada, en 14 de sus 16 delegaciones, por “encargados de despacho”, porque los jefes delegacionales de afiliación perredista electos para el cargo ya pidieron licencia para buscarse otra chamba.
Los ahora delegados con licencia tienen un permiso para dejar su trabajo hasta 90 días, tiempo que algunos usarán para buscar una candidatura a diputados locales del DF.
Los únicos que hasta el momento han argumentado una razón distinta son Jesús Valencia, delegado con licencia en Iztapalapa, quien dejó el cargo para no incidir en las investigaciones que realiza la procuraduría capitalina por un presunto conflicto de intereses entre Valencia y la empresa Amexire.
La delegada con licencia en Tláhuac, Angelina Méndez, dijo que se separó del cargo por motivos personales, pero fuentes consultadas aseguran que busca ser diputada.
Gerson Hernández, politólogo y académico de la UNAM, explicó que “el brinco” que hacen los delegados es criticable socialmente, pues se podría cuestionar su desempeño en el cargo, aunque no está fuera de la ley.
“Están en su legítimo derecho de buscar un cargo de elección popular, aunque nosotros los ciudadanos votamos por un delegado de tres años. No tenemos que aplaudir esta decisión, pero jurídicamente es legítima”, dijo.