Vecinxs de esta famosa colonia, siempre habitada por inquilinos, celebraron un aniversario del espacio que les ha dado hogar, historia y compromiso con la comunidad
Brenda Raya es cronista, geógrafa e integrante del Colectivo Callejero
Si los cumpleaños son motivo de festejo, los aniversarios de los lugares lo son aún más porque evocan colectividad. Este año la colonia Guerrero cumple 150 años, ninguno de ellos exento de historia.
Fundada en 1874 por el abogado Rafael Martínez de la Torre, un fraccionador que vendió los terrenos a intermediarios que a su vez construyeron vecindades para su arrendamiento, esta colonia fue habitada desde su origen por inquilinxs, pues desde entonces hay registros que refieren a protestas vecinales por la demanda de servicios básicos.
Para los años 40, como efecto del decreto de rentas congeladas emitido por Ávila Camacho, la población permaneció por más tiempo, aún cuando seguían siendo inquilinaria en su mayoría.
Un diseño que dio vida
La estructura clásica de las vecindades y las pequeñas viviendas cortas fue produciendo una convivencia y una forma de habitar muy particular, formando relaciones sociales sólidas y un arraigo identitario que de alguna manera persiste hasta el día de hoy.
Oscar Lewis lo narra ampliamente en su histórico libro Los hijos de Sánchez, cuya primera edición fue en 1964, año en que concluyeron las obras de ampliación de Paseo de la Reforma, las cuales dividieron la colonia, dejando un cuadrante con importante historia y riqueza arquitectónica, como bien dijo el Profeta del Nopal, escondido “entre feroces ejes viales”.
Aprovecho para hacer un guiño a mi historia personal y exponer mis recuerdos de la colonia Guerrero, que conocí cuando asistía a la primaria entre las esquinas de las calles Magnolia y Obraje.
Eran los años donde todavía se respiraba la reconstrucción después de 1985. Fue una de las colonias más activas dentro del movimiento de damnificados, una colonia solidaria.
Muchos rasgos se van desdibujando, como el hermoso cine Juan Orol, donde ahora hay una enorme unidad habitacional o la iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles, cuya hermosa cúpula no resistió el sismo de 2017 y que a partir de entonces nos mostró sus entrañas como nunca antes las habíamos visto.
No obstante, hay otros sitios que continúan, como los Baños Diana, que mantienen precios accesibles y que fueron durante mucho tiempo escenario de una actividad cada vez menos común: bañarse en familia en el vapor una tarde de domingo.
Otro orgullo que guarda la colonia es su riqueza gastronómica y un hecho lo resume bien: un buen día, hace unos siete u ocho años, un restaurante de comida rápida apareció justo en la esquina donde se encontraba la bellísima cafetería Coatepec.
Nunca entró nadie y terminó por cerrar sus puertas, pues las inmejorables comidas corridas del Mercado Martínez de la Torre se impusieron y lo siguen haciendo.
Colonia de alto riesgo
Si bien La Guerrero tiene una historia e identidad fuerte, esta colonia de retícula casi perfecta y templos monumentales tiene también otros rasgos que la han hecho tristemente famosa, específicamente su alta delictividad.
Según un informe de la Secretaría de la Defensa Nacional en 2022, la colonia Guerrero se encuentra en la lista de colonias de más alto riesgo, pues encabeza de forma permanente las cifras de homicidio, agresiones sexuales y robo.
Más allá de los datos oficiales, es una realidad palpable, pues quien haya caminado por sus calles alguna vez habrá vivido algún hecho violento, ya sea en primera persona o como espectador. Sin embargo, entre estas contradicciones persiste un lugar lleno de historia y solidaridad, aunque con permanente presencia del crimen.
El desplazamiento
La particular colonia que en sus calles lleva nombres de planetas y héroes, vecina del Centro, Tlatelolco, Tepito y Santa María la Ribera, vive como todas ellas el encarecimiento desbordado de las rentas. Precios que van desde los 7 mil 500 hasta los 42 mil pesos en los departamentos que se encuentran ubicados sobre Paseo de la Reforma, por ejemplo.
Los precios más constantes oscilan entre 13 mil y 18 mil, según los portales web más populares de inmuebles en renta. Lejos quedaron los tiempos de las rentas congeladas.
La voracidad inmobiliaria ofrece rentar por 40 mil pesos un departamento frente a la Plaza de San Fernando, un lugar que lo mismo alberga un tianguis sabatino de libro viejo que un campamento de poblaciones callejeras y el único panteón en el Centro Histórico, que tal vez es el elemento que aporta un tinte exótico, capaz de producir altas ganancias a lxs arrendatarixs.
Aún así, la memoria de los orígenes colectivos y solidarios de La Warrior se hace presente: aquellxs habitantes que comprendieron que no hay otra forma de conservar el arraigo más que organizándose convocaron a festejar a una de las colonias más populares de la ciudad. Comunidad Nueva, organización con fuerte presencia en la vida cultural de la colonia, junto a instituciones y locatarixs, celebraron el 28 de junio pasado con un recorrido de sus calles, la develación de una placa y una serie de actividades para conmemorar la más valiosa de sus herencias: la vida colectiva.