Aguantar los sismos de 1957 y de 1985 no es algo que cualquier edificio pueda lograr, por eso la Torre Latinoamericana es una de las obras maestras de la arquitectura mexicana.
El arquitecto Augusto H. Álvarez se encargó de edificar el rascacielos, que está equipado con 8 de los elevadores más rápidos del mundo.
Su altura asciende a 188 metros, el quinto más alto de la capital, y 44 pisos que incluyen un restaurante en las alturas.
El mirador es una visita obligada para observar en todo su esplendor el Distrito Federal.
Los edificios de la avenida Madero, reposan bajo la sombra de la torre.
Desde su inauguración en 1956 hasta la fecha, es uno de los monumentos emblemáticos de la ciudad.
(ALEJANDRO PIÑA)