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Si pensabas que escuchar tu canción favorita sólo te relajaba, debes saber que también podría ayudarte a mejorar tu ritmo cardiaco y tu presión arterial
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Por Xally Miranda
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Después de un largo día, lo único que quieres es escuchar música agradable para pasar página. Buena decisión. Esto no sólo aumenta los niveles de serotonina y disminuye los de cortisol para calmar la ansiedad y el estrés, sino que puede tener un efecto positivo en tu sistema cardiovascular.
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En los últimos años se ha encontrado que la música mejora la función de los vasos sanguíneos, ayuda a regular la frecuencia cardiaca y los niveles de presión arterial, y reduce la intensidad del dolor de quienes se recuperan de un infarto.
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Además, si se hace ejercicio, el ritmo ayuda tanto a resistir por más tiempo como a recuperarse más rápido al terminar. Según un artículo de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard, sucede que el sonido es procesado por el tronco encefálico, encargado de controlar los latidos y la respiración.
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A pesar de ello, las investigaciones siguen en desarrollo. La profesora de Ingeniería del King’s College de Londres, Elaine Chew, crea modelos y herramientas para estudiar las estructuras musicales a las que responde el funcionamiento cardíaco, porque espera diseñar terapias más efectivas y personalizadas para pacientes, así como profundizar en las diferencias entre corazones con y sin trastornos del ritmo cardíaco.
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¿Clásicas o rock?
.Quizá por experiencia o por sentido lógico inferirás que la música relajante será la culta. No obstante, un estudio de una universidad texana encontró que puede depender del gusto de cada quien.
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Es decir, te podrías sentir más tranquilo con tus canciones y artistas favoritos que con un género que no es tanto de tu agrado; incluso escuchar algo fuera de tus preferencias te podría alterar.
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No obstante, otro estudio publicado en 2016 por el Deutsche Ärzteblatt (DÄ) descubrió que composiciones de Mozart y Strauss redujeron más la presión arterial que los temas pop de ABBA. La Sinfonía nº 40 en sol menor (KV 550) de Mozart fue la que mejores efectos mostró.