Desde Chiapas hasta Baja California transitan cada año miles de migrantes centroamericanos. En 2005, la cifra total alcanzó 433 mil personas, para 2010 disminuyó a 140 mil. A pesar de esta disminución, causada por la crisis en Estados Unidos y por el endurecimiento de las medidas de seguridad en la frontera, vemos que entre 2012 y 2013, el número de mujeres migrantes creció 9% y el de menores de edad en 21%, situación que alarma debido a que son grupos todavía más vulnerables a violaciones a sus derechos humanos, extorsión y secuestro.
El proyecto de reforma migratoria que presentaron 8 congresistas a mediados de abril es un hecho histórico. Por lo menos llevábamos 13 años deseando que este momento llegara, un momento donde podemos ver que existe realmente la voluntad de los partidos norteamericanos en aprobar cambios legales que modifiquen el statu quo o la amnistía de facto en que viven 11 millones de migrantes en aquel país, de los cuales se estima que 6 millones son de origen mexicano.
A iniciativa de nosotros como legisladores mexicanos formamos un grupo de trabajo integrado por senadores y diputados de Belice, Costa Rica, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Panamá con el objetivo de construir un documento para exponer nuestra preocupación, así como un diagnóstico del fenómeno y, lo más importante, una serie de propuestas que entregaremos a nuestros pares estadounidenses.
En resumen, este documento tiene 4 propósitos: primero, dejar claro lo que pensamos y sentimos en la región sin ser agresivos ni buscar intervenir en una cuestión de política interna sino aportar nuestras ideas y propuestas para enriquecer el debate.
Segundo, manifestar nuestro beneplácito por la presentación del “Proyecto de Ley 2013 para la Seguridad Fronteriza, Oportunidad Económica y Modernización Migratoria”.
Tercero, cumplir con nuestro deber de ser voceros de la realidad que enfrentan nuestros connacionales ante la desintegración familiar, la discriminación y la exclusión social en Estados Unidos como condiciones que no convienen a nadie.
Por último, recordar que este debate debe verse como una oportunidad donde los resultados sean ganar-ganar. Es decir, donde todos ganemos con el reordenamiento del sistema migratorio.
La Reforma Migratoria debe ser la respuesta que esperan los norteamericanos, así como México y Centroamérica, porque está comprobado que se necesitan mejores reglas y no mayores murallas.
Espero tus comentarios a través de twitter y en mi página ¡Te escucho y actúo!
*Mariana Gómez del Campo es senadora, presidenta de la Comisión de Relaciones Exteriores América Latina y el Caribe; Secretaria de la Comisión Especial para el Desarrollo Metropolitano y del Distrito Federal e integrante de las Comisiones de Derechos Humanos y Protección Civil.
