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Una de las mayores preocupaciones del Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, es incorporar la mayor cantidad de buenas ideas para crear una metrópoli de vanguardia, donde la voz de los ciudadanos sea escuchada e influya en las decisiones.
Por eso, una de las primeras acciones fue crear la Agencia de Gestión Urbana (AGU), a cargo de Fernando Aboitiz, que concentra los esfuerzos para hacer más eficaz la relación entre gobierno y gobernados. Y una de las apuestas más interesantes: el Laboratorio Para la Ciudad, que funciona como la Dirección General de Creatividad de la AGU.
Esta instancia, concebida y desarrollada por un equipo de integrantes de la sociedad civil coordinados por Gabriella Gómez Mont, busca crear un sitio de encuentro y aplicación de ideas que beneficien a la ciudad y sus habitantes.
“Es un espacio experimental que busca generar e incubar proyectos piloto, al mismo tiempo que construye un banco de buenas prácticas, buscando impulsar y apoyar la innovación y la creatividad”, lo definía Gómez Mont al presentarlo en sociedad, el 6 de junio pasado. En entrevista con Más por Más, añade: “queremos aprovechar un músculo enorme: el talento de la ciudadanía”.
EL CÓDIGO PARA LA CIUDAD DE MÉXICO
Para ello, el Laboratorio se ha enfocado en dos ejes: innovación cívica y creatividad urbana. “La innovación cívica busca inventar formas de crear alianzas entre ciudadanía y gobierno”, mientras que la creatividad urbana puede definirse como “reimaginar la ciudad en conjunto”.
Ilustración: Joshua Ray Stephens para el Laboratorio para la Ciudad
Para ello, la primera gran convocatoria surge de una alianza estratégica entre el Laboratorio y la organización estadounidense Code For America: convocar a expertos y estudiantes que propongan nuevas ideas, realmente aplicables, y tras una inducción se incorporen en áreas del gobierno para hacer realidad esos proyectos.
La Ciudad de México es la primera urbe fuera de Estados Unidos que replica una idea que ya ha dado excelentes frutos en Boston, San Francisco, Nueva York o Chicago. Así, “los funcionarios públicos pueden aportar su gran experiencia y conocimiento, mientras que los jóvenes programadores ofrecen nuevas ideas, perspectivas y otras formas de usar la tecnología”, explica Gabriella.
Además de esta invitación que busca a 6 programadores -hasta finales de este mes- y a estudiantes o recién egresados -hasta mediados de agosto-, el laboratorio ya recibe en su sitio web cualquier idea que pueda aplicarse a la ciudad. Cada 3 meses habrá un corte de caja y quienes hayan propuesto las mejores ideas podrán exponerlas en la sede del laboratorio.
PASOS EN LA AZOTEA
La ubicación física del Laboratorio representa por si misma ese esfuerzo por unir tradición, ideas y renovación: se encuentra en la azotea del edificio Jeanne D’Arc, ubicado justo frente a la Plaza Tlaxcoaque. La parte alta ya es una azotea verde y allí se ubican las oficinas.
Por eso, uno de los proyectos que ya se preparan se llama Pláticas en la Azotea: expertos internacionales compartirán ideas y experiencias en este espacio, inaugurado el pasado 6 de junio con la presencia del Jefe de Gobierno Miguel Ángel Mancera, el director de la AGU, Fernando Aboitiz; y Nigel Jacob, consejero de Code for America y co-fundador de New Urban Mechanics (el brazo de innovación cívica de la ciudad de Boston).
Fernando Aboitiz, Miguel Ángel Mancera, Nigel Jacob y Gabriella Gómez Mont; en la presentación del LabPLC
Aquí trabajarán durante 3 días a la semana los programadores cívicos que serán seleccionados a partir de la convocatoria que abrió esta instancia en junio pasado. El resto de la semana colaborarán con las Secretarías que participan en el proyecto: Desarrollo Económico, Medio Ambiente, Turismo, Transporte y Salud.
Pero no termina aquí: habrán actividades de todo tipo, invitados especiales que compartirán sus experiencias y residentes estratégicos constantes: hoy, dos jóvenes estadounidenses ya colaboran con el proyecto, como los hicieron dos integrantes del Laboratorio en San Francisco.
“Más que apps, buscamos que puedan generarse nuevas plataformas digitales que propongan soluciones a un reto urbano”, explica Gómez Mont y detalla que el formato será definido por las necesidades del proyecto: “puede ser una página web o un proceso específico que pueda ser aplicado”.
Ilustración: Joshua Ray Stephens para el Laboratorio para la Ciudad
EL FUTURO
A solo mes y medio de haber comenzado a operar, la visión a futuro es clara y emocionante: “Que sociedad civil y gobierno nos entendamos como cómplices creativos”, dice la encargada y creadora del proyecto.
El objetivo es que las ideas, los experimentos y proyectos piloto fluyan en ambas direcciones y que el Laboratorio sea el espacio donde puedan ponerse en práctica antes de implementarse en estructuras de gobierno y en beneficio de la sociedad. “Nos toca trabajar en conjunto para conseguir el DF que queremos vivir”, remata Gabriella.
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(Oscar Campos)
