Sin agua, y ante la presencia de hongos y fitoplasma, estos ejemplares están enfermando y muriendo
Por Edgar Segura*
Poco a poco y de manera silenciosa, las palmeras están desapareciendo del paisaje urbano de la CDMX. Hace apenas cuatro años el camellón de Avenida Universidad, que atraviesa la colonia Narvarte Poniente, lucía repleto de palmeras de hasta 20 metros de altura, recuerda el arborista José Carlos Martínez. Pero hoy en día, la gran mayoría están muertas. Lo único que queda son sus troncos, ya sin posibilidades de reverdecer.
Este panorama se repite en otras colonias como Polanco y Del Valle, donde las palmeras fueron introducidas durante el siglo pasado como un elemento decorativo sin contemplar sus posibilidades de adaptación a un nuevo espacio. “Desde hace más o menos unos 15 años se han detectado varias enfermedades en las palmeras”, explica José Carlos, director de Innovación de la organización Reforestamos México.
Chilango realizó un recorrido con el arborista para conocer las enfermedades que en poco tiempo acabaron estas plantas de casi 100 años de edad y que amenazan su supervivencia en la capital.
¿Por qué enferman las palmeras?
El tiempo de vida promedio de las palmeras es de 200 años, aunque las calles chilangas están llenas de palmeras jóvenes que murieron de forma prematura. De acuerdo con José Carlos, las palmeras que ocupaban el camellón de Avenida Universidad tenían apenas alrededor de 80 años. Las autoridades capitalinas podaron sus hojas para evitar que ocasionaran accidentes al caer, aunque los troncos permanecen como recordatorio de un paisaje que podría no volverse a ver en la zona.
El arborista explica que son dos los principales factores que provocan enfermedades en las palmeras de la CDMX: los hongos y el fitoplasma, una especie de bacteria que invade a los árboles y se contagia. “Se han encontrado más o menos unas 11 enfermedades causadas por los hongos. Entre las más conocidas está el amarillamiento del cocotero y una que se llama anillo rojo, causada por el fitoplasma”.
El integrante de Reforestamos México agrega que cuando se trata de enfermedades causadas por hongos es posible dar tratamiento a las palmeras. Sin embargo, cuando son causadas por fitoplasma, no hay cura.
El principal síntoma de enfermedad en las palmeras es el amarillamiento de sus hojas. En circunstancias normales, las hojas de la parte inferior de la copa pueden tornarse amarillas por falta de agua o cuando están a punto de caerse, pero lo preocupante es cuando mueren las hojas de la parte más alta “porque eso no ocurre de manera natural”, indica el experto.
En la colonia Narvarte Poniente la mayoría de las palmeras de mayor edad ya están muertas. Durante el recorrido, únicamente se encontraron dos con vida, aunque con signos de amarillamiento. El común denominador de ambas es que están separadas del resto: una en una calle adyacente a Avenida Universidad y la otra dentro de un predio privado.
“Las enfermedades causadas por hongos son transportadas por el viento, por las esporas que se liberan, por eso podemos observar que palmeras que están cercanas entre sí se contagian y se enferman. Pero también encontramos algunos individuos aislados en casas o en parques que todavía no se han enfermado por esa razón. También el fitoplasma se transmite por una chicharra, un pequeño insecto que al chupar el floema de las palmeras transmite la enfermedad”, detalla José Carlos Martínez.
Palmeras jóvenes luchan contra ambiente inhóspito
En contraste con las palmeras grandes, en su mayoría muertas, en la Narvarte Poniente también hay palmeras jóvenes que luchan por crecer y se enfrentan a distintos obstáculos. Algunas no tardarán en encontrarse con el cableado eléctrico; otras, en cambio, crecen demasiado pegadas a otros árboles, sin espacio suficiente para desarrollarse.
El motivo de que esto ocurra, sostiene el especialista, es que se trata de palmeras cuyo crecimiento no estaba planeado. Son ejemplares que nacieron porque los frutos de las palmeras más antiguas cayeron al piso y, a través del viento, llegaron a jardineras y espacios de tierra ocupados por otros árboles. Para estos ejemplares, el pronóstico no es mucho mejor que el de las palmeras grandes ya que eventualmente podrían chocar con las ramas de otros árboles o con el mobiliario urbano.
Otro reto es enfrentar el cambio climático en una ciudad que, de por sí, no ofrece las condiciones ideales para la especie. Si hay palmeras aquí, se debe al capricho humano.
¿Cómo llegaron las palmeras a la CDMX?
Aunque no hay datos oficiales, se cuenta que la mayoría de las palmeras llegaron en la década de los 40, cuando el presidente Miguel Alemán intentó replicar en México los paisajes de Beverly Hills.
“Se cree que fue por una visita del entonces presidente Miguel Alemán a California. Al ver los paisajes de palmeras, las hileras formadas, lo quiso imitar para la Ciudad de México. Entonces, desde España se trajo la palmera canaria. Esta palmera se integra al paisaje y se va plantando por todos lados, principalmente en la zona de Polanco, en la Del Valle, como una manera de integrarla a nuestro paisaje”, explica el arborista.
Inicialmente las palmeras pudieron adaptarse al clima gracias a que, al ser templado, no hay heladas fuertes que puedan afectarles. Sin embargo, actualmente el cambio climático les está causando estrés hídrico. “El estrés causado por la falta de agua y por el tema del suelo, que no tiene suficientes nutrientes, ha ocasionado que haya palmeras más débiles y más susceptibles a enfermedades”, concluye José Carlos.
La Secretaría del Medio Ambiente informó que sustituirá 5,000 palmeras por árboles nativos. “Ayudaría mucho que plantáramos especies nativas que estuvieran mejor adaptadas […] ojalá especies nativas de alto porte, de árboles altos, grandes, que a la gente le guste verlos”, dice el arborista.
- 12,302 palmeras se tienen censadas en Cuauhtémoc, Miguel Hidalgo, Benito Juárez y Coyoacán; 828 han sido derribadas y 6,000 necesitan tratamiento
- El caso más emblemático es el de la palma de Paseo de la Reforma, plantada en 1920 y retirada en 2022 debido a una enfermedad por hongos que acabó con su ciclo de vida
*Texto adaptado para + Chilango diario