Carmen Robles hizo su primer torta fría a los 14 años, en 1964. Esa sería la primera de cientos de miles de tortas —y contando— que haría en el negocio que inició su padre: las Tortas Robles, al que ella vio evolucionar por más de 60 años junto al Centro Histórico de la Ciudad de México.
“Uy, tanto cambió…”, dice Carmen Robles, de 65 años, cuando recuerda que en su juventud no había ni Metrobús, Ecobici y la Alameda Central lucía menos peatonal e iluminada que ahora, y el Hotel Regis, cuyas calderas estaban frente a donde actualmente está su negocio, ya no está —cayó con el terremoto del 85—.
“Yo siempre he dicho que todas las etapas son bonitas, no porque viví una etapa bonita a los 16 voy a decir que fue mejor que otra, todo ha sido para bien, lo de las ecobicis me parece sensacional, por ejemplo”, dice Carmen.
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El padre de Carmen, Alejandro Robles Gelover, originario de Huatabampo Sonora —“nosotras decimos que era un yaqui”, dice Carmen—, empezó en los años cuarenta en la esquina de Doctor Mora y Avenida Juárez con sólo una camioneta blanca. Las tortas frías de quesillo con aguacate le dieron fama al, en ese entonces, vendedor ambulante.
Carmen, orgullosamente chilanga, recuerda viendo a la avenida Juárez desde la ventana del local actual de las tortas Robles, en la calle Doctor Mora, junto a la Alameda Central, lo ‘glamourosa’ que le parecía esta calle en su juventud.
“Era una zona preciosa, para mí, toda esa zona de avenida Juárez era como elegante, muy bonita, el hotel del Prado, las platerías, era muy bonita zona toda la avenida Juárez, con glamour de la época, te estoy hablando de los sesenta”, cuenta.
El padre de Carmen dejó de ser ambulante oficialmente cuando el mismo dueño del Hotel Regis le ofreció un local en la planta baja de un hotel abandonado en Basilio Vadillo #5 a cambio de que cuidara el inmueble. Más tarde, las Tortas Robles siguieron deambulando por la ciudad: se movieron a Basilio Vadillo #10 a mediados de los sesenta y llegaron a Doctor Mora en los noventa.
La cabeza del negocio hoy en día es la hermana de Carmen, Guadalupe Robles. Es la despachadora más rápida de la familia: puede hacer 20 tortas en menos de cinco minutos. Son tres generaciones de Tortas Robles ya con la hija de Guadalupe, Irasema, quien también atiende a los clientes.
Durante estas tres generaciones, el negocio de las Tortas Robles —manejado por la familia Robles— ha sido testigo de cambios en la ciudad, desde las protestas del 68, pasando por el terremoto del 85, hasta la remodelación que tuvo la Alameda Central y sus alrededores hace unos años.
Así como la ciudad, con el tiempo los gustos de los chilangos han cambiado. La introducción de las tortas calientes fue exitosa, y la torta de milanesa desplazó a la de aguacate con quesillo del primer lugar del menú.
UNA CLIENTELA SELECTA Y HETEROGÉNEA
Las Tortas Robles son conocidas por su clientela, que ha incluido a lo largo de su historia a figuras reconocidas de la prensa nacional, como el recién fallecido Jacobo Zabludovsky, según cuenta Carmen. “Cuando murió mi papá, Zabludovsky mandó camarógrafos a la funeraria, lo transmitieron en tele y lo llamó ‘El Rey de las Tortas’”, asegura Carmen.
Pero las tortas baratas y de calidad —dice Carmen— no son únicamente para los influyentes o famosos, dice Carmen.
“Mi papá decía muy claro: todas son personas importantes, los que vienen a comprar Tortas Robles, todos, tan importante es el señor que hacía la calle como el que sale en televisión”, recuerda.
DATOS QUE TE INTERESAN
*40’s Década en que Alejandro Robles comenzó a vender tortas como ambulante.
*20 tortas en menos de cinco minutos puede elaborar Guadalupe, la despachadora más rápida.
(Amín López)