Lo que comenzó como un proyecto personal de difusión se ha convertido en un apasionado registro de la riqueza paleontológica no sólo del metro sino de la ciudad entera
Por Brenda Raya
Casi siempre apresuradas, más de cuatro millones de personas cruzan cada día los pasillos del transporte más amado y odiado de la ciudad: el metro. Bárbara Oaxaca, usuaria cotidiana, interrumpió una tarde su andar por los pasillos subterráneos cuando vio una imagen inesperada frente a sus pies. En una losa del metro había un caracol.
Ella cuenta a + Chilango que las referencias de la cultura general la llevaron a pensar que se trataba de un fósil. Maravillada, descubrió muchos más en los días subsecuentes: lo que hasta entonces era imperceptible, se volvió nítido para siempre, tal como ajustar el lente de la cámara y captar con claridad la realidad. La fascinación de saber que estaba pisando restos de seres de hace millones de años la llevó a recorrer varias estaciones y fotografiar múltiples formas en las losetas.
Ocho años pasaron antes de su primer intento de compartir el hallazgo. Un año atrás, la cuenta Divulgación de la ciencia UNAM publicó un TikTok con la explicación de algunos procesos de la formación de estos fósiles. El video, que actualmente cuenta con más de 10 mil vistas en Facebook, fue tomado como referencias para notas de medios informativos; no obstante, a un año de su publicación quedó perdido en el mundo del scroll.
Expedición urbana
Mientras tanto, Bárbara no olvidó su objetivo y después de dos intentos, el 12 de octubre de 2023 Los fósiles del metro surgió tímidamente en Facebook, presentándose así: “Este perfil pretende ser un registro gráfico de la riqueza paleontológica que guardan los pasillos del metro. En este perfil no somos expertos, sólo apasionados por estos vestigios. Agradeceremos si algún experto pasara por aquí y nos explicara algo de nuestros hallazgos”.
En poco tiempo la gente comenzó a participar, compartir la información e incluso a colaborar. La página creció en seguidores y contribuciones. El entusiasmo pronto se convirtió en una meta: los colaboradores se organizan para salir “de expedición”, pues el metro ya es insuficiente. Cualquier superficie de mármol se vuelve una posibilidad para encontrar fósiles. La explanada de Bellas Artes, los baños de las cadenas de restaurantes, el piso de la tienda de la esquina.
La mirada de la comunidad virtual se afinó. La búsqueda y la observación despertó no sólo el gusto y el asombro sino una conciencia paleontológica urbana. Poco a poco se va cumpliendo el objetivo con que fue creado este proyecto: que el usuario común dimensione los tiempos en que ha existido la vida y que tome consciencia sobre su breve momento en este planeta que ha dado vida desde hace millones de años.
El perfil empieza a tomar vida propia y todos los días le llegan colaboraciones. Estudiantes de biología, aficionados, transeúntes que un buen día descubrieron la página y tal como la creadora, quedaron maravillados con el descubrimiento. Lo mejor es cuando comienzan a participar los especialistas, comentan y hacen amables correcciones a las pequeñas conversaciones que ahí se suscitan.
El pequeño fenómeno colectivo ha llamado la atención de grandes investigadores, como por ejemplo el doctor Reinaldo Rojas, especialista en paleontología y geología, y ex director del Museo de Historia Natural de Cuba. Con sencillez, el experto aclara las dudas de un registro hecho en el metro Jamaica: “Amigos, es un rudista, un caprínido del Cretácico Temprano. Sobre la moneda (de la foto) está su corte transversal, la alargada corresponde a un corte o sección radial.
Esas divisiones corresponden a las cavidades corporales las grandes, y accesorias las pequeñas. En la sección con desplazamiento por una grieta cortante, se distinguen los canales característicos de esos organismos del pasado. Los colores blanco y gris se deben a las capas interna calcítica y externa aragonítica”.
Lo que comienza con genuina curiosidad se vuelve en poco tiempo un espacio de conocimiento, cada publicación es una clase, un pequeño descubrimiento para alguien. Reinaldo Rojas resume muy bien el proyecto: “es un excelente museo público”.
La página cuenta con más de mil fotografías publicadas. Una gran parte de ellas compartidas por seguidores, al grado de que se tienen que dosificar las colaboraciones para que unas no pierdan visibilidad frente a otras.
A pesar de reconocer que hay estaciones del metro en las que nunca ha puesto un pie, esta chilanguísima (como ella misma se describe) mujer, a través de su persistente curiosidad, le ha regalado a la ciudad un gran acervo de documentación que nadie antes había hecho.
Los fósiles del metro es un llamado a la observación minuciosa del espacio urbano, a la lentitud. Un elogio a la curiosidad de nuestra especie. Un recordatorio de que aún no lo hemos visto todo. Y tú, ¿sabes en dónde estás parado?