Fotografía: Cortesía Texto por Mario Rojas R.
Desde 2002 a la fecha, la PAOT concentra más de 11 mil denuncias por ruido y vibraciones. Cuauhtémoc es la alcaldía con mayor número de quejas: más de 3 mil en este periodo.
“¿¡Cómo está ese ánimo!?”, cuestiona el DJ con elevada emoción. Los comensales que abarrotan el lugar responden al unísono con un “¡uuuuu!”. Satisfecho, desde su tornamesa, aquel joven programa entonces otra canción de música electrónica. Por la calle, el incesante ir y venir de gente no se detiene. El paso de los transeúntes y la gente, que se habla a gritos, aumenta el barullo. El estruendo de una motocicleta es un elemento más que se suma a la contaminación auditiva.
Es un jueves cualquiera alrededor de las 8 de la noche en Génova, una de las calles más ruidosas de la capital, según reportes oficiales. Ahí, ante el asombro de los paseantes, Mariana Boy Tamborrell, titular de la Procuraduría Ambiental y Ordenamiento Territorial (PAOT), se instala para ofrecer una conferencia de prensa precisamente sobre las estrategias que las autoridades han puesto en marcha para combatir el exceso de ruido en esta ciudad. Para que todos escucharan sus palabras, la funcionaria hubiera tenido que gritar o utilizar un megáfono y contribuir, así, a generar más escándalo. Por eso, mejor optó por colocar un atril y una serie de cartulinas en las que explicaba la situación. La primera de ellas, decía: “Es tal el ruido que me voy a comunicar por escrito”. En las siguientes se informaba que en el perímetro de la Zona Rosa se han hecho verificaciones y al menos diez establecimientos rebasan los límites permitidos de decibeles, por lo que recibieron un exhorto para tomar medidas y evitar su clausura.
CUMBIA VS ELECTRÓNICA
En la calle, el ruido no cesa. Mientras en La Chelestial, el DJ arenga a los comensales y programa un tema tras otro de Tiësto o Avicii, en La Cervatana, las canciones de Los Ángeles Azules o La Sonora Dinamita sacan la cara en esta sui géneris batalla de cumbia contra electrónica. Ni uno ni otro local parece dispuesto a arriar banderas, al contrario, las canciones se suceden sin tregua. Aclara Mariana Boy: “No estamos en contra de este tipo de establecimientos que promueven el esparcimiento, pero se debe garantizar el derecho a la salud y cumplir con la normatividad”. En otros países, donde este tema está muy vigilado, recuerda la funcionaria, se cumple con los decibeles que exige la Organización Mundial de la Salud (OMS): “El derecho a la salud no está peleado con la diversión”.
QUE SUBE Y QUE BAJA
Cuando algunos giros mercantiles de la zona se percatan de la presencia de las autoridades, como por arte de magia reducen el ruido de sus locales. Empero, esta estrategia es de sobra conocida por las autoridades. Por ello, dice Mariana Boy, “bajar el volumen de un establecimiento mercantil no es aceptable, se deben implementar medidas de insonorización que en realidad reduzcan el ruido de forma permanente, porque cuando nos retiramos, vuelven a subir el volumen”.
Las mayores denuncias que recibe la PAOT son, en primer lugar, por maltrato animal y, en segundo, por ruido excesivo. Sólo en la alcaldía Cuauhtémoc esta regla se invierte. De hecho, aquellas alcaldías que tienen corredores mercantiles (Coyoacán, Benito Juárez, Miguel Hidalgo y Cuauhtémoc) registran los mayores problemas de ruido. Por ejemplo, en la Zona Rosa las calles que conforman el corredor que va de Paseo de la Reforma a Insurgentes, registran decibeles muy por arriba de 65 que es la norma permitida. De algún modo, en esta zona se ha normalizado el ruido, pero si uno pone atención, se dará cuenta que el escándalo impide una charla sin gritos o un paseo sin sobresaltos: todos elevan la voz y ese es un síntoma de la enfermedad social llamada “ruido excesivo”.
Precisamente en el marco del Día Internacional de la Concienciación sobre el Ruido (que se conmemora el último miércoles de abril), las autoridades redoblan esfuerzos para hacer de esta ciudad una con menos contaminación auditiva. Cuando un establecimiento supera los decibeles permitidos, se le hace un exhorto y tiene seis días para informar qué medidas tomará para insonorizar su local. Días después se le hace una visita sorpresa y si no ha cumplido con la norma, se le suspende hasta que cumpla con la que dicta la ley.
DENUNCIAS
Para disminuir la contaminación por ruido en la CDMX, son importantes las denuncias ciudadanas. “No basta con reportar a través de redes sociales, es necesaria la denuncia para darle seguimiento al reclamo”, dice la procuradora. Se puede interponer una denuncia desde la página de internet (paot.org.mx), la aplicación móvil (PAOT), de manera presencial en Medellín 202 en la colonia Roma, o bien a los teléfonos de la procuraduría. La denuncia es confidencial, no anónima, pero evita que haya conflictos vecinales.
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