Maratonista altruista

Al llegar al kilómetro 41 de la Maratón de la Ciudad de México y con el Estadio Olímpico a la vista, Jackie Benítez sintió que la meta estaba más lejos que nunca.

Más que cansancio físico, la joven de 21 años estaba agotada mentalmente después de correr por Reforma, Polanco, Chapultepec, la Condesa e Insurgente Sur durante cinco horas y media.

“Me sentía muy desesperada y todavía nos hicieron darle la vuelta completa al estadio, luego vi a mi familia, y de repente sentí ganas de llorar”, cuenta Jackie sentada afuera del estadio, con su medalla en forma de M en el pecho, y cuatro pequeñas bolsas de hielo sobre las rodillas.

Alrededor de ella, sus padres, familiares y amigos lucían sonrisas de fotografía.

“Estoy muy orgulloso, apenas son dos años que empezó a correr y terminar un maratón es un paso muy grande”, dice Pedro Benítez, el padre de la novel maratonista.

Además de superar el desafío físico y personal en la edición XXXI del maratón capitalino, Jackie se integró a Corriendo por Sonrisas, por lo que 15 de los kilómetros que recorrió servirán para apoyar las actividades de la Fundación de Perros Guía para Ciegos I.A.P.

Correr por esa causa, asegura Jackie, fue el impulso definitivo que llevó hasta la meta.

“No era opción no terminar. Antes de correr por una causa, pude haber pensado en no acabar los 42 kilómetros, pero después no fue una opción. Tenía que terminarlo”, explica la joven atleta.

ENTRENAMIENTO INTENSIVO

Desde 2012, Jacqueline Benítez tuvo la intención de correr el maratón de la ciudad, pero una lesión se atravesó en el camino y arruinó sus planes.

No sería por mucho tiempo. Jackie superó la lesión y volvió a las pistas.

El 5 de mayo pasado, tras participar en un medio maratón la estudiante de comunicación visual tomó la decisión de inscribirse en la prueba de resistencia más complicada del atletismo.

A partir de su registro inició un entrenamiento diario. Pasó de una a tres horas en pistas y gimnasios. Acudió al nutriólogo, quien le recomendó una dieta rica en carbohidratos y proteínas para bajar peso y conservar musculatura. Dejó de comer dulces. Se tuvo que dormir temprano y faltar a una que otra fiesta.

Fueron cuatro meses de mucho sacrificio y esfuerzo que valdrían la pena al llegar a la meta del 25 de agosto.

Por eso, el sábado previo al disparo de salida, Jackie cuenta que en la mañana que despertó “pensó que se le saldría el corazón”.

Después, durante la entrega del paquete de maratonista y la ceremonia de encendido de la antorcha olímpica en el Estadio de CU, la emoción y adrenalina subieron a tope.

“No sé si estaré demasiado emocionada para descansar”, confiesa Jackie la tarde previa a la carrera.

PRIMERO DE SEIS

Con la antorcha del estadio olímpico de fondo, Jackie se toma la foto del recuerdo con sus familiares y amigos, en la que luce su medalla de maratonista con orgullo.

Jackie está cansada y comenta con su mamá que al día siguiente no irá a clases.

Pero el próximo año, advierte, sí competirá en el maratón.

“Todavía me faltan cinco medallas para completar la palabra México, así que aquí estaré el próximo año”, dice Jackie.

(Manuel Larios)