Payasos, trapecistas, domadores malabaristas, escapistas y maromeros dejaron sus carpas para tomar las calles del Centro Histórico y exigir se respete su trabajo y no se les impida usar animales en su espectáculo.
Con caballos, elefantes y camellos de utilería, los circenses cerraron el tránsito vehicular carriles de Calzada de Tlalpan hacia el Zócalo, afectando hasta por 20 minutos la complicada calzada, aunque para los peatones, la protesta se convirtió en un espectáculo gratuito.
“Un circo sin animales no es circo, amamos a los animales porque son parte de nuestra familia”; “nuestros espectáculos tienen más de 250 años de tradición en México”.se leía en mantas, cartulinas y volantes que repartieron a la gente y en pancartas que levantaban los manifestantes en su recorrido, ante la risa y sorpresa de niños, particularmente que se detuvieron a ver el show.
Pero en su ruta se toparon con representantes de agrupaciones defensoras de los animales, que retadores, los esperaron en el circuito de la Plaza de la Constitución.
Sin embargo, un grupo de granaderos los encapsularon para evitar una confrontación. No obstante, al paso de los circenses hubo un conato de bronca sin que se registraran mayores enfrentamientos.
Durante su estancia en el Zócalo, algunos maromeros mostraron sus dotes, al tiempo que los coloridos payasos regalaban narices rojas de plástico a sus espectadores.
Los artistas entregaron un documento en las instalaciones del GDF donde personal de Gobierno les atendió y posteriormente marcharon hacia la Asamblea Legislativa en Donceles y Allende, donde fueron atendidos por un representante de la Comisión de Gobierno que ofreció tomar en cuenta sus demandas.
(Omar Díaz, Christian Fernández y Geovana Royacelli)