En el censo de 2020 la CDMX confirmó que la soltería urbana es un hecho con impacto social, demográfico, político, cultural y económico; pero aún lucha con los prejuicios
Por María Antonieta Barragán*
Por lo menos cada 15 días, Ana se toma un whisky en la barra de su bar preferido, sin compañía, sin pareja, tiene 45 años, estabilidad laboral y económica; Laura sabe que cuando llega al restaurante Alverre en Coyoacán ya no le preguntarán “¿viene sola”, porque acostumbra visitarlo; Rubén, de 34 años y periodista, no quiere vivir en pareja, le gusta disfrutar de su departamento en la alcaldía Benito Juárez, conocer gente en las aplicaciones de citas y deambular por una ciudad “sin prejuicios”…
La marea solteril, o esta nueva tribu que son los singulares, se mueven por las ciudades en una dinámica urbana que facilita lo unipersonal, son la crema y nata del individualismo contemporáneo, le dan la espalda al estigma, a la satanización, y sin pudor proclaman su autonomía, libertad e independencia. Dicen que “están en pareja con ellos mismos”, y algunos teóricos, como Erik Klinenberg, aseguran que es “el gran experimento social de las últimas cinco décadas”.
En 2020 Inegi documentó que la Ciudad de México tenía el rango más alto de solterxs en el país; es decir, cuatro de cada 10 personas son singulares, concentrados en las alcaldías Cuauhtémoc, Benito Juárez, Miguel Hidalgo, Coyoacán y Venustiano Carranza. Sin embargo, lxs estudiosxs de este fenómeno demográfico y sociológico, así como los organismos internacionales, ya habían alertado desde hace dos décadas que la tendencia crecía aceleradamente. Incluso la consultora Euromonitor International proyectó, en 2019, que para 2030 habrá 120 millones de hogares unipersonales.
Klinenberg, autor del libro Going solo, sostiene que estas condiciones han provocado que la gente se embarque en una aventura que implica un constante aprendizaje ante un sistema que le da un enorme peso social a la vida matrimonial. Y agrega que la experiencia de vivir solo cambia la manera en que nos entendemos a nosotrxs mismxs y nuestras relaciones.
Además, dice, los solteros urbanos están cambiando las ciudades y las economías. “La gente que está soltera y vive sola pasa muchísimo tiempo y gasta mucho dinero en lugares públicos, en bares y restaurantes, consume libros, asiste a recitales y conciertos. Les dan movimiento a las calles, a los centros urbanos y enriquecen la vida colectiva”, apunta.
Los factores que han desencadenado la soltería urbana son diversos: prioridad al éxito profesional y laboral, los avances del feminismo, la tecnología digital, el cuestionamiento al amor romántico, la longevidad y un marcado énfasis en nuevos vínculos sexoafectivos que no comprometen la libertad e independencia. No descartan, eso sí, el encuentro con otrxs o tener una pareja pero con acuerdos inéditos y más satisfactorios.
Algunos estudios sostienen que hoy en día se permanece más tiempo en soltería que en pareja porque es el gran laboratorio para desplegar el conocimiento en sí mismx. Las trayectorias sentimentales son impredecibles, cambian constantemente: solos, separados, juntos, unión libre, relaciones abiertas, matrimonio convencional o casas aparte. La ingeniería de la convivencia y afectos se construye al ritmo de cada uno.
A desmitificar
Ha despertado tanto interés el crecimiento solteril que diversas universidades del mundo financian investigaciones para comprender si realmente hay diferencias sustanciales entre las personas casadas y las solteras. Algunas incluso desmitifican las supuestas bondades de estar en pareja, sobre todo, la leyenda de que la felicidad y la salud física y psicológica la otorga el mundo conyugal.
Por ejemplo, en 2016 la Universidad de Auckland, en Nueva Zelanda, publicó el estudio “Happily Single. The Link Between Relationship Status and Well-Being Depends on Avoidance and Approach Social Goals” que documentó que estar solterx no reduce la satisfacción o el bienestar, incluso es una protección contra el daño emocional que podría generar una relación.
El caso chilango
Así como las universidades, otros institutos y empresas han mostrado su interés por conocer más sobre las aspiraciones de la población soltera. Una de ellas es la app de citas Bumble, la cual encontró por medio de dos encuestas realizadas entre septiembre de 2023 y enero de 2024 que aún se cree que tener pareja es un antídoto para la soledad; específicamente más de 2 de cada 5 personas (43%) considera que tener una relación genuina, ya sea romántica o platónica, es una solución.
Por otro lado, casi 7 de cada 10 (67.6%) indicó que si usa la app es para encontrar una pareja a largo plazo. Esto es más prevalente en las mujeres (74%) que en los hombres (65%). Y ambos sexos coinciden en que la razón principal para permanecer solterxs es “no encontrar a la persona ideal y no querer conformarse” (44.3%).
*Texto adaptado para + Chilango