Fotografía cortesía
El cáncer de cabeza y cuello está experimentando un aumento significativo en su prevalencia a nivel mundial, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Actualmente, ocupa el sexto lugar en el ranking mundial de cánceres, habiendo ascendido desde el decimotercero en las últimas dos décadas. En América Latina, México se ha posicionado como el quinto país con mayor incidencia en esta enfermedad, de acuerdo con GLOBOCAN, una herramienta que evalúa la situación del cáncer en el mundo.
Antonio Gómez-Pedraza, cirujano oncólogo especializado en cabeza y cuello del Centro Médico ABC, señala que este tipo de cáncer afecta principalmente a mujeres menores de 40 años, incluso si no consumen tabaco ni alcohol. Las causas pueden estar relacionadas con alteraciones genéticas o infección por el virus del papiloma humano (VPH).
Este cáncer se origina en el epitelio que recubre las mucosas de la cavidad oral, nasofaringe, orofaringe y laringe, y su tratamiento depende de la ubicación específica del tumor. Los principales factores de riesgo son el consumo excesivo de alcohol y tabaco, así como la exposición a ciertos agentes externos como el asbesto, fibras sintéticas, polvo de madera, metales y polvo de níquel.
El diagnóstico temprano es crucial para mejorar el pronóstico y la calidad de vida del paciente. Sin embargo, los síntomas suelen confundirse con problemas respiratorios, lo que lleva a diagnósticos tardíos. Ante cualquier lesión o síntoma persistente en la zona, especialmente en personas con antecedentes de tabaquismo o alcoholismo, se recomienda acudir a un especialista para su evaluación.
El Centro Médico ABC ofrece una variedad de tratamientos menos invasivos y personalizados para cada paciente, incluyendo cirugías láser, quimioterapia, radioterapia, terapia dirigida e inmunoterapia. Además, cuentan con avances tecnológicos que permiten realizar cirugías de tiroides sin cicatrices en el cuello.
El objetivo es mejorar la detección temprana y el tratamiento de estos cánceres para aumentar las tasas de supervivencia y mejorar la calidad de vida de los pacientes. La prevención y la concienciación sobre los factores de riesgo son fundamentales para combatir esta enfermedad de manera efectiva.
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