Si hubiera que señalar a un responsable de que el náhuatl aún se mantenga vivo en la Ciudad de México, habría que mirar hacia el sur-oriente de la capital y señalar a los habitantes de Milpa Alta.
No sólo por el alto porcentaje de personas que ahí lo hablan y transmiten, sino porque, incluso, insistieron hasta que la delegación les hizo caso y se crearon proyectos de preservación y difusión de esa lengua indígena.
Por ejemplo, en diciembre pasado, el ahora delegado con licencia en Milpa Alta, Víctor Hugo Monterola, anunció la compra de un terreno en el pueblo de Santa Ana Tlacotenco, para construir una casa de cultura para que jóvenes de la delegación puedan contar con un espacio donde se difunda esta lengua.
También algunos habitantes, de los más de 130 mil que tiene la delegación, según el INEGI, formaron grupos independientes para la divulgación del náhuatl, como el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas, la Academia de la Lengua Náhuatl en Santa Ana Tlacotenco, Calpulli Nahui Ollin, Calpulli Tecalco, Calpulli Xaxahuenco, grupo Semillitas, Flor y Canto, por nombrar algunos.
En 2007, el Gobierno del Distrito Federal (GDF) publicó el Diccionario náhuatl en el español de México, coordinado por el escritor Carlos Montemayor y donde participaron habitantes de la delegación; ese año, también se incluyó esa lengua indígena como materia optativa en las preparatorias que dependen del gobierno capitalino.
LA LENGUA QUE TIENE ROSTRO
La difusión del náhuatl también fue impulsada por diversos personajes que lo sacaron de las fronteras de México. Librado Silva, quien falleció el año pasado, fue el primer traductor del Huehuetlatolli, un discurso en náhuatl de carácter moral y ético que data de 1530. El libro fue prologado por el historiador Miguel León Portilla y exportado a varios países.
Silva también tradujo poesía de Nezahualcóyotl al español, que se encuentra publicada en el libro Cantares mexicanos, editado por la Universidad Nacional Autónoma de México.
Su sobrino, Javier Galicia, considerado uno de los grandes defensores de la preservación del náhuatl, también continuó el estudio del náhuatl porque acompañaba a su tío Librado a las reuniones con Carlos Montemayor, cuando ambos trabajaban en la creación del diccionario.
El estudio del náhuatl llevó a Javier Galicia a profundizar el estudio del náhuatl, para lo que realizó estudios en universidades de Canadá y Estados Unidos. En Harvard, por ejemplo, fue conferencista sobre lenguas prehispánicas y permaneció en esa universidad como investigador.
El trabajo se redondeó más a su regreso a México, cuando promovió la inclusión de la enseñanza del idioma en las preparatorias del Gobierno del Distrito Federal.
Con ese precedente, la siguiente meta es lograr que el náhuatl se enseñe en la educación básica, para lo que Milpa Alta se prepara a través del Consejo de la Lengua y Cultura Náhuatl en Milpa Alta.
“Milpa Alta es el único centro a nivel nacional que ha exportado nahuablantes de nuestra región… Dentro de los pueblos originarios de Milpa Alta podemos encontrar a gente que ha estado como investigadora en universidades nacionales y extranjeras, hay gente trabajando en Yale”, dice Javier Galicia sobre qué tan lejos han llegado.
LLENO DE NÁHUATL
Esa lengua indígena es la más hablada en la Ciudad de México.
*Milpa Alta tiene el mayor porcentaje de hablantes de lenguas indígenas en el Distrito Federal, y de ellos 44.8% habla náhuatl, de acuerdo con el estudio Población Hablante de Lengua Indígena del Distrito Federal.
*Ninguna otra delegación en la Ciudad de México concentra un porcentaje tan grande de habitantes nahuablantes; la que más se acerca es Xochimilco, seguida por La Magdalena Contreras, Tláhuac y Tlalpan, de acuerdo con el último censo realizado por el INEGI en 2010.
NAHUABLANTES FAMOSOS TAMBIÉN SON DE MILPA ALTA
En la delegación se presume que Milpa Alta fue hogar de Isabel Ramírez, quien hablaba náhuatl y fue una de las mujeres que participaron en la creación de la Escuela de Arqueología, en el Museo de Antropología. También en esa delegación vivió Luz Jiménez, quien fue utilizada por Diego Rivera como modelo de mujer indígena. Su figura fue dibujada desnuda junto a Hernán Cortés en los muros de la Escuela Nacional Preparatoria, hoy Museo de San Ildefonso.
(Luisa Cantú)