El consumo sostenido de cannabis provoca efectos distintos a otras drogas, pero no menos graves, entre ellos el síndrome de los “bellos durmientes”, es decir, amotivacional, en cerebros aparentemente sanos.
Se trata de un desinterés absoluto por todo: la vida, el trabajo y la creatividad, que a la larga puede desencadenar trastornos psicóticos, coincidieron especialistas.
“Es la sensación de que alguna vez van a despertar y a acabar la prepa, por ejemplo”, sintetizó Ricardo Iván Nanny, director general de Políticas y Programas contra las Adicciones (Conadic).
Rosario Tapia, directora de Políticas Públicas del Instituto para la Atención y Prevención de las Adicciones, y Magdalena Patlán, directora de Proyectos Estratégicos de la Secretaría de Salud del DF, coincidieron en el planteamiento y expusieron otros factores a considerar antes de legalizar la mariguana durante un foro organizado por el legislador local perredista Eduardo Santillán.
“¿Dónde está la investigación de largo plazo que me diga que realmente al que consume cotidianamente mariguana no le pasa nada? No hay ninguna investigación seria, no hay hasta ahorita un protocolo de investigación, por lo que nos parece irresponsable utilizar ese argumento. Mínimamente provoca una intoxicación aguda, que se puede manifestar en taquicardia, agitación, alucinaciones, ansiedad y pánico”, defendió Tapia.
Doble consumo
La prevalencia de consumo de mariguana en el Distrito Federal es superior a la media nacional: 6%, que en el último año ascendió a 8.
Por cada consumidor de cocaína, existen aproximadamente 2.4 de mariguana, 49% de quienes la consumen empezaron a hacerlo antes de los 18 años y entre aquellos que están en los Centros de Integración Juvenil capitalinos, el 90 por ciento saltaron al consumo de una segunda droga.
“Existe una percepción sobre la bondad de la mariguana, pero la atención a las drogas implica la atención a los efectos de cada una de ellas. La comparación es irrelevante”, afirmó Patlán, al reiterar que la postura de la Secretaría de Salud local es no legalizarla.
Por otro lado, planteó la dificultad que ya se tiene por la relación alcohol-volante, al explicar que la intoxicación con mariguana representa serios problemas para la conducción de vehículos automotores, lo cual provocaría accidentes.
Y destacó que sólo solicitan tratamiento el 20 por ciento de quienes padecen dependencia, la cual provoca daños en el aparato respiratorio, digestivo y cardiovascular.
“En general el consumo de mariguana no es bueno para la salud. Decidir consumir es un derecho, no un delito. Los consumidores de mariguana, esté o no legalizada, siempre existirán, pero las drogas legales, como el alcohol, están asociadas a un buen número de adictos y muertes. La respuesta no se encuentra en hacer las drogas más accesibles, más baratas y socialmente aceptables.
Lo importante es mejorar la calidad de vida de los individuos, de las familias y de la comunidad. Lo importante es fortalecer medidas preventivas”, concluyó.
(Marcela Nochebuena)