Desde Iztapalapa, en este recinto se narra la historia de la biodiversidad de México y el mundo, específicamente del cambio climático acelerado que se vive en la actualidad
El Museo Yancuic abrió sus puertas el 24 de febrero de 2024, en la alcaldía Iztapalapa, con el propósito de exponer temas sociales y naturales como el cambio climático, la sostenibilidad, la ecología, la biodiversidad y la divulgación de las ciencias, tecnologías y el arte.
A través de sus cuatro salas de exposición, se narra la historia de la biodiversidad de México y el mundo, específicamente del cambio climático acelerado que se vive en la actualidad.
El recinto cuenta además con dos salas educativas que funcionan de manera interactiva, y tocan temas de importancia como la sustentabilidad en las producciones de alimentos, como la miel, el cacao y la madera en las comunidades en México. Mientras que, otro de los espacios está enfocado únicamente a la historia prehispánica del cacao.
Elisa Lemus, coordinadora de exposiciones y programación del museo, platica con + Chilango sobre la importancia de tocar estos temas y cómo se conectan con los problemas que viven los pobladores en las periferias del Museo Yancuic, así como las acciones que la sociedad puede tomar para mitigar o reducir los riesgos y consecuencias del cambio climático.
“La manera en cómo consumimos, la manera en cómo nos acercamos a los recursos como el agua, la luz, la energía, y creo que Iztapalapa es una de las alcaldías donde hay más población, donde tenemos un público lector y cautivo, o muy interesado también en la participación. A nivel comunidad es un espacio que tiene mucha participación ciudadana, y eso le viene bien al museo para poder potencializar las posibilidades de estos temas. Creo que uno de los factores más importantes que detectamos fue justo el territorio donde se encuentra el museo y las situaciones que se viven alrededor”, comenta la coordinadora.
Primero en su tipo en la ciudad
El Museo Yancuic, que en náhuatl significa “nuevo”, es el primer espacio con estas dimensiones que se enfoca en divulgación y pedagogía no formal sobre temas medioambientales. Entre sus aliados estratégicos está la UNAM, con la doctora Amparo Martínez al frente, quien es investigadora en el Instituto de Ciencias de la Atmósfera y se convirtió en la asesora principal del museo.
El resto de temas se trabajaron con diferentes asesores e investigadores de la máxima casa de estudios. Uno de los retos que le dio la clave a la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México para realizar el proyecto, fue conocer al público al que le estaban hablando, entender las dimensiones arquitectónicas del espacio y saber cómo trabajarlas.
En las exposiciones se buscó que tuvieran un lenguaje asertivo, espacios recreativos y herramientas que, a nivel museográfico se conocen como entretenimiento educativo, una de las tendencias que actualmente se aplican en la mayoría de los museos.
“Creo que uno de los retos más increíbles fue poder hacer un museo que sea accesible, que sea legible, que sea emocionante, y que genere experiencias transformadoras en las personas. Nosotros para dar un buen servicio, a nivel experiencia en el museo, a nivel físico y arquitectónico, para que nosotros podamos dar un buen servicio, vamos a atender un límite de 5 mil personas todos los días”, añade Elisa Lemus.
Se espera que este año el museo se amplíe con la apertura de dos espacios que se ubican en el tercer piso del edificio, uno de ellos es el pabellón arrecife, un espacio para estudiar, leer, hacer trabajos en equipo. A un costado se encuentra el salón multiusos Helia Bravo Hollis (la primera bióloga mexicana titulada), un espacio con capacidad para 240 personas, dedicado a las artes circenses y danza, se extenderán las actividades de la programación que se ofrece los fines de semana y en el próximo verano se convierta en un lugar para que las niñas y los niños aprendan sobre distintos temas.
Aceptación positiva
De acuerdo con Elisa, uno de los retos más grandes de los museos es hacer que la gente vuelva, meta que sí se cumple en el Museo Yancuic, pese a que abrió solo hace tres meses.
“Nosotros utilizamos un cuaderno de comentarios para poder escuchar a la gente y te puedo decir que, la mayoría de los comentarios son positivos. La gente se va muy contenta e incluso, ha regresado, algo que es muy difícil de hacer cuando generas exposiciones a nivel de desarrollo de exposiciones para un museo. Nos hemos dado cuenta que hay gente que ha vuelto hasta cuatro veces con su familia”.
Una de las ventajas del lugar es el espacio disponible para los visitantes, ya que las personas se pueden sentar a descansar entre salas, a tomar algo en la cafetería, entrar a la librería y luego, cuando lo deseen volver a las exposiciones. También destaca el trato del personal hacia los visitantes y el espacio seguro que se creó para las infancias y la población juvenil.