FOTOS: RAFAEL AMED

“No me acaricies, estoy trabajando”

Por: Redacción

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Los perros guía son más que mascotas: fueron entrenados para ayudar a personas ciegas. Así que evita acariciarlos cuando estén en la chamba

Por Edgar Segura*

En México, las personas usuarias de perros guía para ciegos no sólo enfrentan obstáculos físicos para su movilidad, sino también barreras culturales. “La disciminación existe por falta de información, y lo que hay que hacer es educar y concientizar”, sostiene Silvia Lozada, fundadora y presidenta de la Escuela para Entrenamiento de Perros Guía Para Ciegos IAP.

Inaugurada en 1997, esta escuela ubicada en la CDMX ha formado a 146 perros guía. Cada uno de estos animales fueron donados de forma gratuita a personas con discapacidad visual como parte de un programa institucional. Chilango platicó con Silvia y su equipo sobre el proceso que implica la capacitación tanto de los perros como de sus usuarixs.

Silvia Lozada es un personaje histórico en la formación de perros guía, no sólo en México, sino a nivel internacional. A la edad de tres años, ella perdió la vista a causa del sarampión y tuvo que aprender a desplazarse con un bastón. Su vida cambió a los 19 años, cuando viajó a Michigan para recibir un perro guía con el apoyo de la organización Leader Dogs for the Blind. Corría el año de 1982 y en aquella época era imposible acceder a un perro guía en México. En nuestro país, ni siquiera existía regulación al respecto.

“No había leyes que establecieran los derechos de los usuarios de perros guía en espacios públicos. Al regresar a México, tuve que ir educando a conductores, a policías, a usuarios de transportes, a los profesores de mis clases… en fin, a todo el mundo, para que me permitieran el acceso a los lugares“, recuerda.

Por lo anterior, Silvia emprendió un proyecto para que otras personas con discapacidad visual pudieran acceder a perros de asistencia. En 1997 nació la Escuela para el Entrenamiento de Perros Guía para Ciegos IAP, la primera de su tipo, no sólo en México, sino en América Latina.

“Nuestra institución fue creada para entrenar y donar perros guía, pero también para rehabilitar a las personas ciegas que por accidente o enfermedad adquieren la discapacidad”, detalla.

A través de su programa de rehabilitación inclusiva, la escuela imparte terapia psicológica a quienes por alguna u otra razón pierden la vista. También les enseña a moverse con bastón, a leer en braille y a hacer uso de tecnologías inclusivas.

Por otro lado, está el programa de donación de perros guía para ciegos. La escuela se dedica a la crianza de perros de las razas labrador y golden, que son socializados y reciben un entrenamiento especializado. Al cumplir dos años, los lomitos ya están listos para servir y se les busca un usuario compatible con su talla, condiciones e incluso carácter. Por supuesto, los usuarios también deben capacitarse.

“La capacitación de los usuarios dura 28 días, durante los cuales ellos tienen que vivir en las instalaciones de la escuela. Lo que tratamos de hacer es que el usuario conviva con su perro. Aquí en los dormitorios van a dormir, a desayunar, comer y cenar con su perro. Luego empezamos con rutas muy pequeñas: salir a las esquinas para sentir el paso del perro con el arnés. Poco a poco vamos haciendo rutas más complejas hasta llegar al centro de la ciudad en transporte público y regresar a la escuela. También ir a restaurantes, a lugares públicos para que el usuario vaya conociendo las características de su perro”, explica el entrenador Josué Rivera.

La chamba de los lomitos

FOTO: RAFAEL AMED

La principal habilidad que debe desarrollar un perro guía es la desobediencia inteligente. “Consiste en que si se le da una orden de avanzar que no puede cumplir porque existe un riesgo para el usuario, el perro va a desobedecer y va a buscar otra alternativa”, explica Silvia. También aclara que “el perro no es un GPS”. Es decir, que la persona ciega tiene que estar capacitada para moverse y orientarse.

Josué, el entrenador, añade que los lomitos están capacitados para saber cuándo están trabajando y cuándo están descansando. Esto se logra a través del arnés especial que portan.

“El perro guía trabaja cuando tiene el arnés, que es cuando está guiando al usuario. Cuando el perro deja de trabajar, por ejemplo, al regresar a casa, se le quita el arnés y se transforma en un perro común y corriente. Cuando le ponemos el arnés, él inmediatamente sabe que está en horario de trabajo y que tiene que tener cierto comportamiento”, comenta Josué.

Para este trabajo se elige a perros con características específicas. Deben ser de una talla mediana, sociables e interactuar bien con las personas. Su capacitación inicia prácticamente al nacer, durante los primeros meses reciben estimulación temprana para que se acostumbren a todo lo que los rodea, explica Josué.

A los tres meses de edad inicia la etapa de socialización. Los perros son enviados con familias que puedan sacarlos a pasear, llevarlos en carro y enseñarles a convivir con otras personas. Y finalmente, al año de edad, los lomitos regresan a la escuela para realizar un entrenamiento especializado.

El último paso es el acoplamiento del perro con una persona usuaria para conformar un binomio. Los perros pueden trabajar como guías hasta cumplir ocho años de servicio o 10 años de edad. Luego se jubilan y se les busca un hogar adoptivo. Las familias que los reciben tienen que ser conscientes de que recibirán a un perro de edad avanzada, que requerirá medicamentos, alimentación especial y visitas constantes al veterinario.

Algo importante que debes saber es que estos perros no son mascotas y mientras realizan su labor debes evitar acariciarlos o jugar con ellos porque puedes distraerlos y provocar que cometan un error.

La Ley Federal de Protección al Consumidor, la Ley de Establecimientos Mercantiles y el Reglamento de la Ley de Movilidad de la CDMX establecen que a los perros guía para ciegos no se les puede prohibir el acceso a ningún lugar ni cobrar cargos extra por dejarlos ingresar

  • $500,000 le cuesta en promedio a la escuela financiar la crianza y entrenamiento de los lomitos, por lo que necesitan de donaciones par seguir con su labor
  • La escuela se localiza en Av. Canal Nacional 1075, Coapa, Villa Quietud. Su teléfono es 55 5673 1587

*Texto adaptado para +Chilango diario