Fotografía cortesía
La Oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ONU-DH) se unió a las conmemoraciones en Cerocahui, Urique, Chihuahua, en ocasión del primer aniversario del asesinato de los sacerdotes jesuitas Javier Campos Morales y Joaquín César Mora Salazar, así como del guía turístico Pedro Eliodoro Palma. Durante los actos, la ONU-DH destacó la labor de la comunidad jesuita y recordó la importancia de garantizar los derechos a la justicia, seguridad, paz y desarrollo de las comunidades indígenas de la Sierra Tarahumara.
Jesús Peña Palacios, Representante Adjunto en México de la ONU-DH, señaló: “En el contexto de marginación y exclusión que han vivido las comunidades indígenas de la Sierra Tarahumara durante décadas, la labor de la comunidad jesuita es un referente en la promoción y protección de los derechos humanos”. Además, resaltó la necesidad de abordar las causas estructurales de la violencia y marginación en la zona, ya que este crimen generó un efecto amedrentador tanto para los defensores de derechos humanos como para las comunidades que protegen.
Durante su misión en la Sierra Tarahumara, la ONU-DH constató cómo la comunidad jesuita, organizaciones indígenas y otros colectivos contribuyen de manera determinante para que los pueblos y comunidades indígenas puedan acceder, al menos parcialmente, a sus derechos a la salud, educación, soberanía alimentaria, agua, medio ambiente sano, libre determinación, autonomía, así como a practicar y revitalizar sus tradiciones y costumbres culturales.
En este contexto, la ONU-DH hace un llamado a las autoridades de los tres niveles de gobierno para adoptar estrategias coordinadas y efectivas que pongan fin al círculo de violencia en la Sierra Tarahumara, colocando en el centro a los pueblos y comunidades indígenas. Destaca la necesidad de desarrollar una estrategia de seguridad con perspectiva de derechos humanos y promover diálogos amplios con actores sociales para comprender las diferentes necesidades bajo un enfoque diferenciado.
La ONU-DH reafirma su compromiso de acompañar a los defensores de derechos humanos que trabajan en favor de las comunidades indígenas en la Sierra Tarahumara y exige la implementación efectiva de las medidas cautelares otorgadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Por último, expresa su solidaridad con las familias de los sacerdotes jesuitas y de Pedro Eliodoro Palma, así como con la Compañía de Jesús y las comunidades que acompañan.
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