El 8 de enero David Bowie acabó con el silencio musical que mantuvo durante prácticamente una década.
Ese día, coincidiendo con su cumpleaños 66, puso en su sitio de internet, y horas después en las tiendas digitales de música, un nuevo sencillo con su respectivo video.
Además anunció que se acercaba una colección de canciones inéditas, titulada “The Next Day”, que desde hace varios días se pueden escuchar en los sitios de diferentes medios y que se pueden adquirir a partir del martes próximo.
Hay dos cosas que destacan.
La primera es la secrecía con la que grabó el disco.
Sólo estaban al tanto de sus actividades poco más de veinte personas, incluyendo a los músicos, productores e ingenieros participantes, que juraron mantener oculto el proyecto.
No hubo una foto de paparazzi que nos mostrará a Bowie entrando o saliendo del estudio.
No hubo tuits indiscretos de los involucrados.
Dicen que incluso a la recepcionista le daban el día libre cuando había sesión, para que ni ella supiera lo que se estaba tramando.
Para el mundo, Bowie ya se había retirado por completo de toda actividad musical.
Cuando aparecía alguna imagen de él, generalmente era en alguno de esos medios que lucran exhibiendo la vida privada de las celebridades: Bowie comprando un café. Bowie caminando con su hijo por las calles de Nueva York, probablemente rumbo a la escuela del pequeño.
Una reportera del diario londinense The Independent cuenta que la noche anterior al anuncio entró a la pagina oficial de Bowie, porque quería escribir una nota a propósito de su cumpleaños y no había nada.
“Ya ni página tiene”, pensó.
Al día siguiente ¡Pium!, un anuncio que se volvió nota principal de todos los medios de Inglaterra, acaparando la primera plana de los principales periódicos y menciones en los noticieros de televisión.
Nadie lo vio venir.
Nadie se lo imaginaba.
Quizá por eso tuvo tanto revuelo.
La segunda cosa de la que hay que hablar es de la calidad de este “The Next Day”.
Quizá no está a la altura de sus grandes obras —algunas se cuentan entre los discos más influyentes en la historia del rock—, pero se acerca.
La crítica especializada ha sido favorablemente unánime, recibiendo las máximas calificaciones posibles.
Se las merece, es un disco vital, urgente, ambicioso, de un artista que no se conforma, que sigue buscando nuevas rutas.
Incluso algunos dicen que es el mejor regreso de la historia.
Y si.
De Bowie, no se podría esperar menos.
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*Rulo, Raúl David Vázquez, director editorial de La Semana de Frente. Locutor en Reactor 105.
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